Los venezolanos hemos protestado, desde dentro muchos, muchísimos, incluso algunos lamentablemente y con todo el dolor que puede producir, dieron sus vidas por la libertad. Desde afuera también. Muchos vivimos fuera, pero no hemos dejado de estar dentro, combatiendo con los medios que tenemos para detener la barbarie.
El régimen disfruta la represión, las muertes. Ver al capitán cabello da náuseas. Disfruta la muerte de quienes han dado todo por la libertad y la democracia. Se burla de nosotros, sin piedad. Pero ignora que la justicia llegará y que el traje anaranjado, con el hierro en las muñecas y a lo mejor algún chip en la piel no le está muy distante.
Los venezolanos protestan y van con todo en las calles hasta que las cosas cambien. Una de las cosas más conmovedoras ha sido ver a los jóvenes violinistas venezolanos, esquivando las bombas lacrimógenas sin dejar de tocar el himno nacional y el pajarillo llanero. Protesta creativa, así de simple. Nunca visto. Con alma, sin armas, combatiendo el odio y la brutal represión. Es un reto. Está prohibido el cansancio, el rendirse, el agotamiento. No hay más nada que seguir hasta que se termine todo.
Mientras el régimen reprime, pues no es un combate, es una masacre; el dictador convoca una constituyente de pacotilla e invita a los partidos a unirse a la farsa. La MUD se negó, a Dios gracias. No podía hacer otra cosa que oponerse a la burla y al cruel chiste de maduro y cabello.
Nadie asistió, sólo algunos disfrazados de demócratas que bien tarifados se sentaron con el dictador.
Pero las calles, insisto, están aún abiertas. Los venezolanos así lo piden y no se detendrán. Unidos, pueblo, el verdadero pueblo, ese que ignora el régimen; y la dirigencia política opositora que debe guiarlo, irán hasta el final que no está muy lejos y que sirve de aliento para quienes en algún momento dudan del destino que se nos abre.
La lucha sigue, debe seguir. En honor de la libertad y de todos aquellos que han dado sus vidas para lograrlo.
No hay Constituyente, no hay otra salida, sino la protesta y en unidad, con los dirigentes al frente, como extraordinariamente lo hemos visto, con enorme valentía, especialmente la de María Corina Machado; hasta lograr la salida de la dictadura cubano-chavista-madurista que se ha impuesto en el país y que y tanto daño ha causado a los venezolanos estos últimos años, tiempos de vergüenza que la historia reseñará como épocas de vergüenza y traición, de entrega.
No lo sabíamos, pero es ahora cuando nos damos cuenta que vivíamos en libertad. esa es quizás la gran enseñanza de esta triste etapa de nuestra historia.
Los venezolanos no debemos aceptar ninguna táctica dilatoria, ninguna oferta fraudulenta de un régimen en vías de extinción. No más trampas ni tropelías cubanas para permanecer en el poder. Rechacemos todo cuanto venga del mal, representado por el maduro-cabellismo de origen chavista con apoyo militar de los padrinos y reveroles que mañana buscarán, todos juntos, refugio en Cuba, mientras se extingue el castrismo y después en zimbabwe, hasta que resista mugabe…
Robert Carmona-Borjas