Casi al final del reinado del glam metal, llegó una banda cuya estética encajaba perfectamente en los estándares de moda, pero musicalmente tenían una propuesta menos artificial y más pura.
Por Diana Garrido / Cultura Colectiva
Con toques que aludían a Aerosmith, AC/DC y Hanoi Rocks; Guns N’ Roses apareció en escena creando el álbum debut más imponente y sobresaliente de la historia del hard rock, “Appetite for Destruction“. Con ‘Welcome to the Jungle’ como primer single, lanzado en diciembre del 87 por MTV, la banda conformada por cinco jóvenes promesas del rock, se convirtió en una leyenda viviente, que como era de esperarse, vivía rodeada de rumores, drogas, sexo y éxito mundial.
Dentro de la agrupación, los cinco músicos jugaban un papel importante. Izzy Stradlin era el cerebro musical, Duff McKagan era el negociador y Steven Adler le daba una cara amable a la banda. Pero la dupla Axl Rose y Slash fue la que le dio fama y reconocimiento a nivel mundial a Guns N’ Roses, quienes comenzaban a posicionarse en los primeros lugares de popularidad gracias a los maravillosos singles que sonaban en la radio. Los canales musicales más populares de la época programaban ciclicamente temas como ‘Sweet Child O’Mine’ o ‘Paradise City’.
Recorrieron el mundo gracias a ese álbum, que la revista Rolling Stone catalogaría como el mejor disco debut de la historia del rock. Gracias a los singles promocionales que los posicionaron en los primeros lugares, se convirtieron en la banda telonera de agrupaciones como Mötley Crüe, Aerosmith o Motörhead, hasta convertirse en el headliner de festivales y giras. Pero con la fama llegarían también los excesos, de los cuales ya eran víctimas desde antes de conocer el éxito mundial.
Antes de grabar el álbum, los cinco solían juntarse en el departamento que entre todos alquilaban, fumaban marihuana y componían un par de melodías, así surgió ‘Welcome to the Jungle’. Después, recurrían a la cocaína para echar a volar la imaginación y empezar el proceso creativo de escribir las líricas y para cerrar el ritual de creación, usaban un par de inyecciones de heroína que les hacía explotar toda su creatividad poniéndolos en la misma sintonía. Extrañamente, les funcionaba el uso de drogas, al menos durante ese tiempo. ‘Mr. Brownstone’ es de hecho, una oda a esa etapa y el consumo de heroína, sustancia que los mantenía felices y en armonía.
Ya con la fama encima de sus hombros, la banda se dispuso a conquistar el mundo con su música. No obstante, las drogas eran parte fundamental de su vida; aunado a ellas, el alcohol fungía como detonante de la desinhibición de Slash quien al ser el guitarrista principal de la banda, tenía como obligación atrapar a los asistentes en sus riffs; que cabe señalar, se convirtieron en un referente obligado para muchos guitarristas. “El chico del sombrero de copa” era tímido y odiaba estar sobre un escenario con miles de espectadores mirando cada uno de sus movimientos, por mínimos que éstos fueran; sin embargo con alcohol en su sangre, dejaba de lado la pena para convertirse en un rápido y ágil músico.
A su actitud, se le sumaba un Axl Rose muy joven, atlético y de cabello lacio capaz de enamorar a cualquier mujer con sus movimientos de cadera. Dueño de pantorrillas ejercitadas y una increíble voz, cuyo falsete sobresalía en cualquier melodía. Era de esperarse que con semejantes características, las groupies se arremolinaran cada que ponía un pie en el escenario. Del mismo modo, los demás integrantes causaban revuelo en las chicas que acudían a los conciertos en diminutas prendas para llamar su atención.
Cada noche, luego de terminar una presentación, los cinco seleccionaban algunas fanáticas que eran revisadas minuciosamente por cada uno de ellos. Una vez que las aprobaban, las llevaban a sus camerinos u hoteles. Sin embargo, Rose seguía de cerca a Slash, a quien solía robarle a sus chicas. El cantante explicó a la Rolling Stone España: «Era genial, porque se desmayaba y se orinaba en los pantalones. Entonces yo me iba con la chica […] era algo común, siempre le pasaba. Su adicción al alcohol era tal que se perdía en él sin control».
Entre risas, Axl esparció por todo el mundo los penosos incidentes de Slash. Cabe señalar que éste último narró en su libro autobiográfico que le había ocurrido sólo una vez y que en efecto, Axl se había aprovechado de la situación llevándose a su conquista de aquella noche. El guitarrista estaba tan alcoholizado que ni siquiera recuerda tal suceso a la perfección, simplemente reprodujo lo que el resto del equipo le comentó. Lo cierto es que la “incontinencia” del guitarrista es algo que no dista mucho de la realidad, ya que él mismo cuenta que a veces, estaban tan intoxicados que llegar al baño era un golpe de suerte; para evitar la travesía, orinaban en las botellas vacías y posteriormente, las groupies o ellos mismos (¿accidentalmente?) las consumían.
A mediados de los noventa, la banda ya sólo contaba con tres de sus integrantes originales y uno de ellos estaba por irse. Para acelerar el proceso de la salida de Slash, Rose difundió más rumores similares, logrando que el músico abandonara Guns N’ Roses. En la actualidad, luego de su reconciliación y gira de reencuentro, el cantante sigue contando la historia con una sonrisa en el rostro. No obstante, Slash ya no se muestra molesto, al contrario. Se ríe de la situación y se sonroja como cuando comenzaba en el salvaje mundo del rock n’ roll.