Pyongyang realizó el domingo de mañana su segundo disparo de misil en 15 días, un ensayo interpretado como un desafío al nuevo jefe de Estado surcoreano, Moo Jae-in, que acaba de ser electo.
Lanzado desde la base militar norcoreana de Kusong, en la provincia de Pyongan Norte, hacia las 05H30 del domingo (20H30 GMT del sábado), el proyectil recorrió alrededor de 700 km antes de caer en el mar de Japón.
“No hay ninguna excusa que justifique las acciones de Corea del Norte. (El misil) cayó cerca de Rusia. China no puede tener expectativas en el diálogo. La amenaza es real”, tuiteó el domingo de mañana la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, cuyo gobierno reclama desde hace semanas un fortalecimiento de las sanciones y un endurecimiento de la posición de China, principal aliada de Pyongyang.
“Lo que haremos es continuar apretando las tuercas (…). Seguiremos, ya se trate de sanciones, de declaraciones a la prensa, haremos todo lo que deba hacerse”, insistió Haley en la cadena de televisión estadounidense ABC.
Por su parte, el departamento del Tesoro norteamericano había indicado el sábado que analizaba “todos los medios disponibles” para cortar las fuentes de financiamiento internacional a Pyongyang.