* Estas medidas pueden ser unilaterales o multilaterales
* Lo que ayer sonaba a blasfemia hoy se torna imperativo
* Sanciones petroleras por parte de USA
* Sanciones diplomáticas pueden tomarse dentro y fuera de la OEA
* Sanciones individuales contra funcionarios culpables de delitos internacionales
La situación venezolana ha llegado a niveles intolerables para millones de venezolanos. Lo que ayer era rechazado por nuestros líderes por considerarse radical es hoy activamente promovido: las protestas masivas, la decisión de permanecer en la calle, la posibilidad de una huelga general indefinida, el pedido de sanciones regionales en contra del narco-régimen. Ello se debe a que el régimen ha cerrado cualquiera otra vía. Ya no hay muchos venezolanos que rechacen la rebelión cívica en contra del narco-régimen como la única alternativa para acortar el saqueo, la represión y la ruina que el narco-régimen ha llevado a cabo. Es importante recordar que esta es una vía consagrada en la constitución venezolana, en sus artículos 333 y 350.
Ya no se trata de si nos rebelamos o no nos rebelamos, hoy la pregunta es cómo hacerlo de la manera más eficiente. La rebelión está integrada por tres fuerzas que deben actuar, idealmente, en coordinación. Esas tres fuerzas son: la Sociedad Civil en la calle; la Asamblea Nacional, como institución nacional portavoz de la sociedad civil, y la postura que adopten los gobiernos democráticos de la región contra el narco-régimen.
La Sociedad Civil está integrada por la MUD, los estudiantes, los colegios profesionales, los vecinos, los millones de venezolanos de todas las edades y condición social que integran el gran ejército civil de la democracia. La eficiencia de este componente ha progresado en su eficiencia gracias a la acción de los estudiantes y se ha convertido en la punta de lanza de la rebelión ciudadana.
La Asamblea Nacional ha hecho una excelente labor pero no ha actuado con el requerido vigor frente al régimen. Debe proceder urgentemente a remover de sus sitios a las jineteras morales del Consejo nacional Electoral, a fin de cortar de raíz el intento de Maduro de establecer una Asamblea Nacional Constituyente que, de concretarse, escalaría exponencialmente el conflicto en el país.
La acción de la región contra el narco-régimen es imperativa porque ya hace tiempo que la crisis venezolana pasó a ser una crisis regional, amenazando la seguridad de los países vecinos y de los Estados Unidos, debido a los problemas de emigración y de drogas. Es además una crisis de derechos humanos que la región ya no puede soslayar. Hasta ahora los países han dejado a la OEA cualquiera acción relacionada con la cuestión venezolana pero allí un grupo de países pequeños, los cuales representan menos del 5% de la población de la región, ha bloqueado todo intento de actuación sobre Venezuela, ya que sus gobiernos han sido comprados por el régimen venezolano con petróleo subsidiado/regalado. Esta postura de esos países pertenecientes a Petro Caribe ha sido activa a favor de la dictadura venezolana y los ha hecho cómplices de la represión que se lleva a cabo en Venezuela. Es hora, por lo tanto, de que los países democráticos de la región actúen de manera unilateral, aplicando sanciones en contra del narco-régimen de Maduro, sean diplomáticas, económicas o comerciales. En particular, los Estados Unidos está considerando eliminar total o parcialmente la importación de petróleo venezolano y, de igual manera, prohibir la exportación de productos petroleros a Venezuela mientras permanezca el narco-régimen en el poder.