Estados Unidos ve con preocupación el aumento de la represión y el desmontaje de las instituciones democráticas en Venezuela. Para no seguir apoyando a un Gobierno que considera ilegítimo con divisas provenientes de la exportación de petróleo, la administración Trump considera varias medidas, según fuentes de la Casa Blanca citadas por la agencia Reuters, que solicitaron permanecer anónimas. Una de ellas, la más radical, sería un embargo a las importaciones de crudo venezolano.
Por lapatilla.com
Venezuela es el tercer mayor proveedor de petróleo de Estados Unidos, después de Canadá y Arabia Saudí. Pero la proporción en el total de sus importaciones de crudo no es muy grande. En marzo, el petróleo venezolano representó solo el 8 por ciento del total, según datos del Gobierno norteamericano.
EE. UU. podría sustituir, por lo tanto, el petróleo venezolano bastante fácilmente por crudo de otras fuentes. “Desde el punto de vista del volumen, relativamente pequeño, ese petróleo podría ser sustituido por crudo del Golfo de México, Brasil o Canadá. Además, EE. UU. podría optar por sustituirlo en forma gradual, por ejemplo, en un plazo de seis meses”, dijo a DW Alejandro Grisanti Capriles, director de Ecoanalítica, una asesoría económica con sede en Caracas.
La medida tampoco tendría mayor repercusión sobre el precio del petróleo: “Debido a la sobreoferta de crudo en los mercados internacionales, consecuencia en parte de la masiva expansión de la producción de petróleo de fracking en Estados Unidos, sanciones de ese tipo tendrían poca influencia sobre el precio del petróleo”, dijo a DW la Dra. Claudia Kemfert, directora del departamento de Energía en el instituto de investigaciones económicas DIW, con sede en Berlín.
Un enorme impacto sobre la economía venezolana
El impacto para Venezuela, por el contrario, sería enorme. Aproximadamente el 40 por ciento de las exportaciones de crudo venezolano va para Estados Unidos. A Venezuela le sería difícil encontrar rápidamente nuevos clientes para su petróleo. Para Grisanti, “la cuestión es si la medida la tomaría solo Estados Unidos o dentro de una medida de embargo internacional. Es decir, que Estados Unidos les pida a sus principales socios que tampoco importen petróleo venezolano”.
Antecedentes ya hay. Por ejemplo, el embargo a Irán. “Luego del embargo internacional, las exportaciones iraníes de petróleo no cayeron a cero, pero sí a aproximadamente la mitad. Eso puede dar un indicio de lo que un embargo puede significar para Venezuela”, subraya el experto. De destacar en este caso es, además, que “proporcionalmente, Estados Unidos es el cliente más importante para Venezuela”.
Nuevos clientes: difícil a corto plazo
Para la Dra. Kemfert, Venezuela podría vender su petróleo a otros países: “Pero eso sería difícil a corto plazo y solo en volúmenes limitados. Por eso, eventuales sanciones serían un duro golpe para Venezuela, un país que ya sufre por el bajo precio del petróleo, y tendría efectos muy negativos para la economía venezolana”.
Otro elemento importante en la formación del precio son los costos de comercialización y transporte. “Un buque tanque tarda unos nueve días en cruzar el Caribe de Venezuela a Estados Unidos y llegar a las refinerías en el Golfo de México. Llegar a China le lleva casi dos meses. Además, China probablemente le cobraría primero a Venezuela el dinero que le prestó, por lo que exportaciones a ese país no supondrían un sustancial ingreso de divisas para Venezuela”, dice Grisanti.
Y agrega: “Los costos en un contexto de embargo pueden pasar de 0,30 a 0,40 dólares por barril a 2 dólares, lo que supone una nueva reducción de los ingresos del 5 por ciento. El aumento del riesgo puede llevar también a que el petróleo deba ser ofrecido con un mayor descuento para que las refinerías lo acepten”.
Citgo y el entorno regional
Las sanciones podrían incluir también prohibir a PdVSA operar en Estados Unidos. Eso tendría un fuerte impacto para Citgo, una subsidiaria de PdVSA con tres refinerías y una red de 6.000 estaciones de servicio en Estados Unidos. Citgo refina, sobre todo para el mercado norteamericano. Muy pocos de los productos refinados son exportados a Venezuela, por ejemplo, como insumos para refinerías venezolanas. No obstante, si a Citgo se le prohibiera operar en Estados Unidos, ello tendría grandes repercusiones financieras para Venezuela, en vista de la crisis por la que atraviesa el país.
Por otra parte, sanciones tendría consecuencias también para toda la región. “Venezuela ha dejado de ser un problema nacional y se ha transformado en un problema regional. El cinco por ciento de la población de Panamá son venezolanos. En Colombia viven 500.000 venezolanos. Venezolanos constituyen hoy también el mayor grupo de solicitantes de asilo en Estados Unidos. La emigración también tiene repercusiones en Ecuador y Perú. Un shock negativo podría transformarse en un éxodo aún más masivo, que incluso puede llegar a una crisis de refugiados en la frontera colombo-venezolana. Esa es también en parte la preocupación de la comunidad internacional. También en cuanto al tráfico de droga y, viendo los dichos del Gobierno de que va a armar al pueblo, del tráfico de armas”, dice Grisanti. No se puede excluir, por lo tanto, que, en caso de aplicar sanciones a Venezuela, EE. UU. realice consultas previas con otros países de la región.
Consecuencias políticas incalculables
Sanciones son vistas, sin embargo, por observadores internacionales, tales como Anton Howes, del Instituto Adam Smith, con sede en Londres, como eventualmente “contraproducentes”. Grisanti dice al respecto: “Si las sanciones se tomasen hoy, en Venezuela podrían verse, efectivamente, como injerencistas”. Y fortalecer la posición de Maduro. Pero, “si se hubieran tomado hace tres meses, se hubieran visto mucho más como injerencistas”.
Para el experto, “Venezuela está en camino a una ruptura completa de su Constitución, hacia una Asamblea Constituyente completamente controlada por el Ejecutivo, que tendría la posibilidad de disolver el Congreso y destituir a la Fiscal. Venezuela entraría en forma mucho más clara en una dictadura pura y dura.”
En cuanto a la inminencia de un eventual embargo, Grisanti dice: “Es muy difícil medir tiempos. En cualquier momento puede producirse un hecho que cambie completamente el rumbo histórico del país. El Gobierno apuesta por la radicalización. Llamó a una elección a la Asamblea Nacional Constituyente para el 30 de julio. Venezuela está en un punto de inflexión y estos días van a ser decisivos”. En ese contexto, Estados Unidos podría esperar hasta que Venezuela “se transforme completamente en una dictadura para tomar una medida de ese tipo”. De allí en adelante, el embargo podría implementarse en cualquier momento. Las consecuencias serían incalculables.