Es comprensible, la gente se cansa. No es sencillo dedicar tiempo, jugarse el tipo, arriesgarse parar en la cárcel y hasta perder la vida día tras día, ante la ferocidad, sevicia de uniformados y paramilitares oficialistas. Es agotador, altamente riesgoso. Pero, más peligroso aun, es dejar que el castro-madurismo se consolide y alargue la destrucción del país después de años de creer mentiras, alimentar esperanzas y ser engañados -como niños- a base de caramelos con sabor a ilusión y sueños.
Existe un misterio, ¿cómo, cuándo y cuál será el desenlace? A diario aparecen extraños, disparejos e insólitos personajes en esta película de terror y suspenso, suceden giros inesperados y peripecias de guión, no es apta para cardíacos.
Algunas golosinas tienen mucho más de veneno que de dulce, se saborea al primer deguste, está pasando con la Constituyente que, miopemente asesorada por sus patrones habaneros, la tiranía mantiene como bandera primordial. Esa idea es como el arsénico, poquito es bueno para la vida, un poco más mata. El régimen no comprende lo que pasa, se fue por el callejón sin reflexionar, alguien entre el viejo tiránico Castro y algún genio madurista, convino que de esa manera distraía y, más que ganar tiempo, lo controlaba.
Ha resultado un manjar tóxico, envenenado, no se sabe quiénes están más indignados, si los opositores o los chavistas que piensan en Chávez y no en Maduro. Como preguntó alguien, ¿con la Constituyente habrá alimentos y medicinas, se parapeteará la economía, habrá seguridad?
Maduro y sus adláteres respondieron desde el mismo momento dejando claro que el calamitoso montaje no es para mejorar la vida y calidad ciudadanas, sino para darle más poder al Gobierno que ha arruinando y devastado al país más rico de América, llevándolo a la ruina miserable que hoy padecemos.
Son torpes y andan tan angustiados, que ni siquiera cavilaron la posibilidad de introducir el tema con paciencia y salivita, sino que se lanzaron a fondo, al gran anuncio pomposo, obligante, a base de chantaje como le gusta al madurismo sin sentido y tosco, levantaron la Constituyente como si fuera el gran oasis soñado, aun cuando la ciudadanía venía diciéndoles cuál era el camino.
Que ciudadanos, mujeres, hombres, vecinos y jóvenes estén fastidiados de salir a manifestar es natural, explicable, pero justo ahora sería como aquél patético refrán de tanto nadar para ahogarse en la orilla. La tragedia madurista ha llegado a tal nivel, que hasta el propio chavismo originario anda echando chispas, está molesto, se desmarca, rechazan el cambio a la Constitución cuyo verdadero problema es que el régimen no la cumple, admitiendo públicamente lo que hasta poco tiempo atrás se les exigía callar, que el madurismo puede ser lo que sea pero ni de lejos lo que diseñó Hugo Chávez, bueno o malo. ¡Una cosa es el cansancio, otra el abandono!
Y tan enredada esa madeja, además de la mayoría opositora que levantó el zaperoco que hoy es calle y protesta desatada, una chavista convicta y confesa decidió tomar el toro por los cachos, y es parte del enfrentamiento que tiene al madurismo de cabeza.
Se sumó también la Asamblea Nacional, que empieza a encabezar la reacción nacional tomando medidas que debió haber tomado desde su instalación año y medio atrás, como la sustitución de magistrados y rectoras del CNE. Nunca es tarde cuando la dicha llega, abordan la defensa del verdadero encargo de sus electores, cambiar al Gobierno. Lo desconcertante y dramático, es que el relevo seria del madurismo al chavismo, el cambio no será ni completo ni deseado. La Fiscal no se transformó por la presión ciudadana, como ingenuamente pudiera interpretarse, rompió el molde en defensa propia y del legado de Chávez, pero reaccionó y está en la pelea.
Que haya cansancio en la gente se comprende, pero estamos en pleno rio, hay que apretar y continuar nadando, la orilla está más cerca que nunca y pueden verse los salvavidas. ¡Pa’lante es pa’lla!
Todavía hay peligros que nos asechan, piedras y trampas en el camino, alguno que otro sinvergüenza zambulléndose aprovechando intereses. No sólo está la circunstancial y temporal aptitud de la Fiscal General que tiene al madurismo patas arriba, la Iglesia se mantiene firme, sólida, nadando con brazadas fuertes, siempre pendiente de la necesidad y alerta a los desvíos. También están los chavistas que no aceptan seguir siendo cómplices y llaman la atención de quienes en las zonas populares y el interior del país, han sido desfalcados, despojados en sus ilusiones y fantasías por el infortunado heredero.
Es tiempo de ciudadanía, nuestro momento. El proceso de transición depende de la presión que hagamos los ciudadanos. Estamos conscientes de qué hacer. El desconocimiento, rechazo al régimen es un mandato de la Constitución, y no sólo un derecho y un deber. Hay que convocar a las fuerzas vivas, a todos, incluida la fuerza armada, señalándoles que ignoren, no escuchen a aquellos politiqueros que a diario tratan de desmovilizar con discursos desalentadores, todos somos necesarios para detener esta ignominia.
Son días decisivos, nos estamos jugando la vida de la nación. Si la constituyente se logra imponer sería el fin de la Venezuela que tercamente sobrevive en la reserva ciudadana. Nos asiste la ley, somos dueños de la razón. Quienes deben temer son los usurpadores, tramposos y bandoleros. Es mal momento para cansarse, ahora es cuando. Hay que continuar con fuerza, esperanzados en el futuro que nos espera, e imaginando y queriendo una Venezuela mejor, libre y democrática.
@ArmandoMartini