El papa Francisco realizó este martes un peregrinaje en el norte y centro de Italia para homenajear a dos sacerdotes fallecidos que dejaron su impronta en la Iglesia peninsular.
Francisco llegó por la mañana a Bozzolo, pequeña aldea en la Lombardía, en el norte del país, donde se recogió ante la tumba del padre Primo Mazzolari, muerto en 1959.
“Mazzolari fue un padre convencido de que el destino del mundo se juega en la periferia”, declaró Jorge Bergoglio, quien se considera él mismo cercano a los marginados por la sociedad.
El papa argentino saludó a este “sacerdote pobre y no a un pobre sacerdore, que no es la misma cosa”, aclaró.
La prédica de Mazzolari estuvo marcada por un fuerte acento social, por lo que le fue prohibido predicar fuera de su diócesis y algunos de sus libros censurados. No obstante, tres meses antes de su muerte, en 1959, fue recibido por el papa Juan XXIII, quien dijo de él que era un sacerdote inspirado por el Espíritu Santo.
El Sumo pontífice se trasladó después a Barbiana, en la Toscana, para homenajear ante su tumba a otro clérigo, el padre Lorenzo Milani, destacado por su labor a favor de la educación.
Destinado en 1954 a esta pequeña aldea en la región de Florencia, Milani fundó una escuela para las clases populares inspirándose en métodos educativos innovadores.
El padre Milani, fallecido en 1967, tenía “una inquietud espiritual (…) por la escuela, que soñaba sin cesar como un hospital de campaña para socorrer a los heridos, recuperar a los marginados y rechazados”, había manifestado el papa en un video un par de meses antes. AFP