El pueblo exige de manera legal elecciones; pero, el gobierno de Nicolás Maduro, evasiva y fraudulentamente, viola la Constitución Nacional e impide que la voluntad popular se exprese. Maduro altera el juego democrático y crea violencia. Él, descarada e intencionalmente mal interpreta la Constitución para arrebatar el poder constituyente originario al pueblo venezolano (Art. 347). Lo peor, la convoca sin someterla a referendo consultivo (Art.71). En otras palabras, convoca de manera inconstitucional, a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Su desacato y desobediencia viola la Constitución de 1999, en sus más caros atributos democráticos. Lo hace, sin reparar, que es el más originario y vigente contrato social y de convivencia que tiene el país. Allí están garantizadas las libertades políticas, sociales y económicas de todos los venezolanos. Por tal motivo, el pueblo exige al gobierno, con la razón y el derecho por delante, la verdadera interpretación, apego y cumplimiento de los sagrados preceptos de la Carta Magna que el soberano refrendó y aprobó en la Constituyente, que desde el pasado fin de milenio, luce como guinda la historia política del país.
Exigir el cumplimiento de la Ley Mayor, no es delito. Entonces, ¿por qué Maduro reprime y dispara mortalmente contra la multitud que protesta en las calles del país? Así, no hace más que enterrar el legado de su padre político y al futuro del socialismo del continente. Su actitud no es racional ni prospectivamente política. Maduro, desconoce que la democracia es inmortal, esta renace desde los corazones de los hombres libres, amantes del progreso, el desarrollo y la felicidad como «Bien Supremo». ¡Lo grande!, el pueblo venezolano es hacedor de naciones libres. Por ello, nunca será reducido a la esclavitud del partido único ni de un solo hombre. Por esta causa, los venezolanos rechazan la forma arbitraria y usurpadora con que Maduro convoca a la ANC. Le exigen desistir de tan funesto proyecto, en cumplimiento de las leyes en sano equilibrio de los Poderes Públicos. La protestan, porque de forma y espíritu, es fraudulenta. Se indignan, porque está siendo impuesta a la fuerza. Se oponen, porque es inconstitucional y mal ejemplo para las presentes y futuras generaciones. Sin duda, saben que este origen, será un cuchillo contra la garganta de la moral, la legalidad y la libertad de la nación. Lo creado con fraude, devendrá en descontento y violencia. Del mal ejemplo nace la delincuencia. Y esta, será incalculablemente más peligrosa, si es política. El país, por su historia, filosofía e idiosincrasia, exige respeto por la vida y las leyes. ¡Qué nadie dispare!¡Qué prevalezca la sensatez! ¡No a la ANC! Que se imponga la acertada frase del papa Francisco: “El diálogo en Venezuela está condicionado a elecciones”.