Algunos se moverán a otro punto de la ciudad para emitir su voto. Uno le pidió a un primo que se ofreció como voluntario en uno de los centros de votación para que lo ayude a saltar la cola. Otro planea vestirse de mujer para participar en la consulta de la oposición, reseña Reuters en reportaje realizado en Punto Fijo y Caracas.
Los trabajadores estatales de Venezuela buscaban formas creativas para participar el domingo en el plebiscito organizado por los adversarios al Gobierno, con la idea de no ser vistos por colegas o miembros del Partido Socialista del oficialismo, ante el temor de perder sus empleos en medio de la tensión política.
La oposición está celebrando una jornada de votación que no cuenta con el aval del Consejo Nacional Electoral (CNE) para permitir a los venezolanos manifiesten su opinión sobre la iniciativa del presidente Nicolás Maduro de elegir una asamblea con poderes para reformar la Constitución.
Maduro considera que la elección de la controversial Asamblea Constituyente el 30 de julio es la única manera de traer paz al país sudamericano, sumergido en violentas protestas antigubernamentales desde hace más de tres meses y que sufre de escasez de alimentos y medicinas.
El mandatario le ordenó este mes a unos 2,8 millones de empleados estatales del país, una parte importante de la población de alrededor de 30 millones, que voten por la Asamblea Constituyente, pero algunos no están de acuerdo.
“Yo apoyé la revolución, pero eso se acabó, lo que esta gente de Maduro está haciendo no funciona en nada”, dijo un trabajador de la petrolera estatal PDVSA.
“Por eso el domingo estaré activo”, agregó el funcionario bajo la condición de anonimato por temor a represalias. “Puse hasta mi carro a disposición para movilizar gente. Lo haré sólo con personas cercanas a mí, por supuesto, porque no quiero que me vean”, explicó.
Muchos trabajadores estatales siguen siendo radicales partidarios del “socialismo del siglo XXI” que impulsa el Gobierno, pero otros comienzan a distanciarse debido al deterioro de sus salarios y los escándalos de corrupción.
Algunos trabajadores decepcionados siguen en sus puestos para mantener su seguro de salud y recibir alimentos subsidiados o incluso por la falta de otras oportunidades de empleo en un país sumergido en una recesión desde hace más de tres años.
Unos 20 trabajadores entrevistados por Reuters dijeron que el descontento estaba creciendo y muchos planeaban votar el domingo, pero el temor tiene raíces históricas.
En 2004, en el proceso de un referéndum contra el fallecido presidente Hugo Chávez, el legislador del Gobierno Luis Tascón publicó una lista de más de 2,4 millones de venezolanos que firmaron para pedir esa consulta popular. A raíz de esa filtración, muchos perdieron sus empleos y fueron marginados de los servicios estatales.
El Ministerio de Información de Venezuela y PDVSA no respondieron solicitudes de información.
Generando confianza
Con la esperanza de atraer a la mayor cantidad de venezolanos a las urnas, la oposición busca cuidar que esta vez la votación sea secreta. Los votantes pueden acudir a cualquier centro para participar y los cuadernos de votación serán luego destruidos.
“Hay que generar toda la confianza para atraer el chavismo disidente”, dijo el diputado opositor Ángel Alvarado. “La Constitución de 1999 (creada bajo el mandato de Chávez) une tanto al chavismo como a la oposición”, agregó.
Animados por esta iniciativa de la oposición, algunos trabajadores públicos se organizaban a través de sistemas de mensajería como Telegram, para convencer a amigos y familiares reacios a votar el domingo, que podían fingir viajes de compras para participar lejos de miradas indiscretas.
Sin embargo, algunos esfuerzos pueden ser frustrados por la decisión del Gobierno de celebrar un ensayo de la votación de la Asamblea Constituyente del 30 de julio también el domingo. La mayoría de los trabajadores entrevistados dijeron que se les pedía que asistieran al simulacro.
“Yo estoy ciento por ciento con la oposición. Pero el plebiscito es quedar mucho en evidencia. Los números de cédulas te aseguro que los van a conseguir. Es un riesgo innecesario”, dijo otro trabajador de PDVSA.
Por Alexandra Ulmer y Mircely Guanipa/Reuters