Una mujer de Indiana no quiso que su boda cancelada de $30,000 se desperdiciara y la convirtió en un gran banquete para personas sin casa.
Un autobús llegó el sábado hasta el lujoso centro de eventos que Sarah Cummins había reservado para su fiesta en Carmel, un suburbio al norte de Indianápolis.
Una docena de exsoldados de organizaciones locales estuvieron entre los invitados, los cuales degustaron albóndigas cocinadas con bourbon, brochetas con ajos asados y pastel de bodas.
Cummins dijo al periódico The Indianapolis Star que ella y su prometido cancelaron la boda hace una semana. Se abstuvo de señalar los motivos, pero dijo que no hubo devolución del dinero tras la contratación del lugar con la firma Ritz Charles en Carmel que incluía platillos para 170 invitados.
“Para mí, fue la oportunidad de permitir que estas personas supieran que merecían estar en un lugar como éste como la demás gente”, según Cummins.
De acuerdo con la mujer, ella decidió que en lugar de tirar la comida, daría cierto propósito al evento y se comunicó con los albergues de personas sin casa de la zona. Cummins dio una cálida bienvenida a sus invitados cuando llegaron el sábado.
Algunos negocios y habitantes locales donaron trajes, vestidos y otros objetos para que los invitados los llevaran puestos.
Cummins, de 25 años, estudiante de farmacia en la Universidad Purdue, dijo que su exprometido, Logan Araujo, había pagado la mayor parte del evento, mientras que Cummins y sus padres, así como uno de los amigos de la familia del novio, cubrieron el resto.
Cummins afirmó que cuando propuso a Araujo donar la comida, él aceptó al considerar que era una salida altruista a la situación.
La exnovia aseguró desconocer qué hará con su vestido de bodas.
Información de El Nuevo Día