Como bien sabemos, fuimos esclavos por décadas del yugo español quienes gobernaban parte de Suramérica, pero su sitio de mayor atracción eran nuestras ricas y fértiles tierras. Pasaron años en donde se escuchaba hablar de rebelión y libertad, sueño que se cumplió para todo un continente y una gran nación cuando una gesta libertadora se rebeló. Fueron largos años de batallas. De allí nacieron nuestros próceres y nuestro libertador, Simón Bolívar, quien junto a un pueblo rebelde e irreverente logró derrotar a este imperio y forjó una nación de principios morales y éticos donde prevalecieran los ideales de libertad.
Transcurrieron siglos y nuestros ancestros lograron desarrollar una Venezuela productiva; un modelo a seguir para los países suramericanos y nuevo hogar para muchos extranjeros quienes vieron en este país prosperidad, unión y progreso.
Por supuesto hubo malos momentos y pésimos gobernantes, la historia plasmó distintas dictaduras y modelos fracasados que llevaron a nuevas rebeliones. Llevando el mismo legado del libertador, los ciudadanos de esta república una y otra vez han alzado su voz contra quienes querían tener a un pueblo sumiso a sus vagabunderías.
Hoy la actual política, que enrumba al país a un abismo, llevó a que los venezolanos en las calles nos vistamos de libertadores nuevamente. Desde el pasado 2014 nos hemos enfrentado a un modelo que hace que vivamos en la zozobra, un tercermundismo increíble donde incluso debes llevar hasta alcohol a los hospitales. Decidimos rebelarnos porque es nuestro instinto de lucha, como lo dice el artículo 350 de nuestra sagrada Constitución: “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”
Los días han sido largos, los venezolanos por doquier se preguntan, “¿y ahora qué?” Tras una y otra acción de calle que desde la MUD se plantean. Como saben, nadie es monedita de oro para caerle bien a todo el mundo, por ende existen personas de aquella política oscura que tras cada decisión que se acata salen a dar su punto negativo, aunque de eso se trata la democracia, no es momento de la desunión, pues aquí a quien podemos catalogar como nuestros enemigos –aunque no lo son porque tienen en sus venas sangre venezolana– son quienes tienen negocios con la comida y las medicinas.
Claro está que en esta jornada histórica que hemos elevado se ha visto las ganas de libertad que tenemos, empezamos con protestas a lo largo y ancho del país que aún se mantienen exigiendo elecciones generales, que se liberen todos los presos políticos, que se abra un canal humanitario y que cese la persecución. A esto se sumó obviamente la frustrante convocatoria a la Constituyente por el estólido de Nicolás Maduro y las aberrantes sentencias de su bufete privado. Pero a esas incoherencias el pasado 16 de julio le dijimos ‘NO’ siendo más de 7,6 millones de venezolanos los que participamos en la Consulta Nacional convocada por el parlamento y donde rechazamos la Constituyente, denunciamos a la FAN exigiendo que se coloque al margen de la ley y que se renueven los poderes públicos.
Hoy nuestros diputados, junto a la Asamblea Nacional acatando la voluntad popular del pueblo el pasado domingo 16 de julio, designaron nuevos magistrados, hombres y mujeres que estén al margen de la Constitución y que le cumplan a cada ciudadano de Venezuela. Pero esto no solo queda allí, recordemos que estamos en desobediencia y desconocemos todo lo que la dictadura quiera imponer.
Hoy los venezolanos firmamos nuevamente el acta de la independencia, esa que nos liberó del yugo español y que hoy nos liberará de las injerencias de los cubanos. Cada venezolano en las calles hará que se cumpla nuestra Constitución y de la mano de la misma seguiremos estando en nuestro espacio de batalla. Las calles son de quienes en rebeldía e irreverencia desconocen a un tirano que contraríe nuestro legado de libertad, las calles son de quienes quieren una Venezuela de ética y moral, las calles son de quienes acatamos la institucionalidad, las calles son de quienes en un acto de civismo ejercimos ese derecho que nos quitaron pero que recuperamos en desobediencia y es el derecho a votar. Las calles son del pueblo, no de la tiranía.
Hoy encontramos la luz al final del túnel, es esa que alumbra a una Venezuela de unión, paz, progreso y derechos. La misma luz que aclara para quienes están en las mazmorras de la dictadura y que liberaremos. Hermanos, San Juan Pablo II lo dijo: “Por más poderoso que sea un dictador, no le tengáis miedo. Solo es un hombre”
¡Fuerza y Fe!
Freider Gandica.
Activista de Juventudes Voluntad Popular Táchira.
@FreiderGandica