Para promover la conciencia ciudadana y el rechazo a la constituyente planteada por el chavismo, el movimiento Gente de Guayana y jóvenes de varios partidos de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) caminaron los barrios de Castillito en el municipio Caroní del estado Bolívar.
Nota de Prensa
En la actividad, la concejal opositora Dorkis Castro y el coordinador de Gente de Guayana, Wilson Castro, constataron de boca de los residentes de Puerto Libre, Los Monos, Los Oleandros, el rechazo que existe hacia el proyecto chavista.
Los ciudadanos relatan que los amenazan con despedirlos o quitarles el subsidio que reciben por algún plan del Gobierno si no acuden a votar el domingo 30 de julio para legitimar la elección de la Asamblea Nacional Constituyente.
Wilson Castro explica que esta situación se repite en todos los sectores de la región, porque “quienes apoyaban a la revolución se han decepcionado del modelo socialista, dejaron de ser chavistas y solo se ponen la camisa roja por necesidad”.
Agrega que el respaldo real del chavismo cayó a niveles ínfimos y por eso bloquean cualquier posibilidad de elecciones libres y democráticas que pueda dejarlos al descubierto.
“Este es uno más de los muchos recorridos que seguiremos haciendo para promover un cambio definitivo, incentivar a las personas a seguir expresando su rechazo a la constituyente y llevar un mensaje de esperanza a todos los ciudadanos que están casados de vivir esta crisis que ha generado un Ejecutivo incompetente e irresponsable”.
Falta de planificación
El dirigente de Gente de Guayana indica que en Castillito hay 47 familias afectadas por la crecida del río Caroní producto de las precipitaciones recientes. “Estas personas no están damnificadas por las lluvias, sino por la desorganización, la falta de planificación y la escasa prevención de las instituciones chavistas”.
Una parte de estos ciudadanos afectados se encuentran refugiadas en las instalaciones de la Escuela Raúl Leoni, “repitiendo un ciclo que se vive casi todos los años. Las familias deben salir corriendo y pierden casi todas sus pertenencias, el Gobierno los mantiene un tiempo fuera de la zona de peligro y luego se ven obligados a regresar al único hogar que tienen”.
Castro no entiende por qué estas personas no son incluidas en los planes de vivienda del Gobierno, beneficiándolas con un hogar en una zona segura donde puedan desarrollar su vida sin el miedo de perderlo todo cada vez que el río crece.