La estafa constituyente y el porvenir; por @MichVielleville

La estafa constituyente y el porvenir; por @MichVielleville

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El furor ególatra de Maduro también se manifestaba bajo la forma de una cierta habilidad para crear situaciones ficticias, desde las cuales poder obtener algo de seguridad en sí mismo, y sentir menos culpa ante el fracaso. No sólo le bastaba utilizar toda la fuerza bruta para reprimir a sus ciudadanos y asegurar condiciones mínimas de obediencia política, sino que,además, sería capaz de borrar cifras y reescribir otras nuevas encima, para intentar dar la imagen de aparente legitimidad.

Cuando al final se concretó su salida del poder, por medio de una transición política pacífica, en parte, resultado de las propias condiciones forzadas por el desconocimiento de la voluntad popular; en parte también, como consecuencia de la grave crisis económica y social derivada de las equivocadas medidas políticas aplicadas por ese esquema ideológico fracasado, prácticamente una gran parte de los gobiernos del mundo recordarían su nombre, y la imagen de su ceñudo rostro como representante del régimen político que alteró todas las condiciones del modelo democrático y vulneró todos los mecanismos de control constitucionales;que desafió los derechos políticos reconocidos universalmente y acudió a una ingeniería electoral amañada desde donde lograría destruir la democracia misma. Pero justamente ese sería el detonante final que impulsaría el cambio político definitivo. Lo que no imaginaba este tipo de gobierno anómalo sería que la instalación de esa estafa constituyente representaría simultáneamente la firma de su acta de defunción política.





Las condiciones objetivas que se convierten en factores detonantes de la crisis por la cual atraviesa el país hacen insostenible cualquier escenario electoral en el cual pueda obtener alguna victoria el gobierno, y menos cuando se sabe en la última elección celebrada en 2015 la MUD obtuvo un estrepitoso triunfo que confinó al chavismo a ser una minoría política. En este sentido, es un absurdo en el cual ni los mismos chavistas creen, que en el amañado proceso de la Asamblea Nacional Constituyente haya habido una participación de ocho millones de personas, cuando se sabe que un 90% de la población tiene una percepción de la situación del país completamente desfavorable, y casi un 80% evalúa la gestión de Nicolás Maduro como negativa.

En este marco, estas insólitas cifras se intentan aproximar al resultado que obtuvo Hugo Chávez en su época de mayor popularidad; una situación que juega en contra de Maduro, si se toma en cuenta las condiciones económicas actuales, las cuales hacen improbable cualquier escenario en el cual el gobierno pueda obtener guarismos de semejantes proporciones.

No queda ninguna duda de que la estrategia del Gobierno era establecer un instrumento que le sirviera de piso para demostrar apoyo y al mismo tiempo acabar con la disidencia. Es por eso que necesitaban un hecho de contundencia desde donde terminar de atrincherarse sin obstáculos, y por eso acuden a declarar resultados incongruentes, porque entre sus planes estaba justificar que había un mayor respaldo en comparación a los resultados de la consulta popular del 16 de julio, donde sí hubo una contundente participación del pueblo de Venezuela en respaldo a la constitución. Pero las secuelas del aparente respaldo hansurtido el efecto inverso; la gente sabe que esas cifras son una absoluta mentira y el rechazo generalizado no se ha hecho esperar.

Ni en condiciones de estabilidad máxima en el sistema político venezolano Nicolás Maduro hubiese podido obtener una cifra de esa naturaleza; lo cual la hace aún menos probable sabiendo que nos encontramos frente a la peor crisis de nuestra historia. Pero, entonces, si se llegara a admitir como válido ese dato y el gobierno siempre hubiese tenido esa certeza, cabe preguntarse ¿por qué no se permitió la convocaría del referendo revocatorio? Y ¿por qué fueron retrasadas las elecciones regionales? Todo parece apuntar que las razones que motivaron la suspensión de ambos procesos obedecía más a un asunto de conveniencia política; el descontento popular, la grave crisis humanitaria, el desabastecimiento y el hambre desembocaría todo en una crisis de gobernabilidad, que en cualquier escenario electoral se traduciría en una contundente derrota para el chavismo. De este modo una “victoria” de semejantes cifras no sólo sería incongruente, sino que además sería desmontada naturalmente por las condiciones del entorno político en donde el nivel de descontento popular va en un incremento progresivo y acelerado.

Ahora el Gobierno deberá asumir el costo político de su insensatez. Algunos Gobiernos del mundo han anunciado severas sanciones económicas con profundo impacto para el país, como consecuencia de su desacuerdo con la aplicación de una estafa constituyente que en nada beneficia a sus ciudadanos. Y el régimen deberá lidiar con una situación de mayor tensión como resultado del agravamiento de la situación económica, que al final hará más difícil la gobernabilidad.

En este orden, una situación social de conflictividad en incremento continuo, terminará por forzar al Gobierno a renunciar definitivamente a los estatutos democráticos y a profundizar en mecanismos autoritarios, para asegurar la obediencia política ciudadana. Un escenario que obligará también a los distintos actores políticos a conciliar una estrategia conjunta, que permita el adelanto de un proceso de cambio político de tipo profundohacia un régimen político en transición,para la instalación definitiva del modelo político democrático.

El Gobierno optó por dar un salto al vacío. Pero dependerá de la estrategia ofensiva de la Unidad la posibilidad de recuperar las condiciones mínimas desde donde poder recuperar el timón de Venezuela.