Con la desaparición de la ‘MSN’ tras la fuga de Neymar da Silva al París Saint-Germain, el nuevo técnico del Barcelona, Ernesto Valverde, tiene ante sí la oportunidad de reinventar un equipo que, las tres últimas temporadas, ha vivido casi exclusivamente al abrigo de su tridente, reseñó EFE.
Y es que entre Messi, Suárez y Neymar han marcado nada menos que 363 goles durante las tres campañas que han coincidido en el Barça. De ellos, el 25% (90) han sido obra del brasileño, el 33% (120), del uruguayo, y el 42% (153) los ha marcado el argentino.
Su conexión, dentro y fuera del terreno de juego, ha reportado unos réditos evidentes a los azulgranas, que en los últimos tres años han levantado 9 títulos (2 Ligas, 3 Copas del Rey, 1 Supercopa de España, 1 Liga de Campeones, 1 Supercopa de Europa y 1 Mundial de Clubes) de 13 posibles. Pero también ha limitado el margen de maniobra de Luis Enrique, el que ha sido su entrenador durante esta etapa.
Con ‘Lucho’ en el banquillo, el Barcelona se convirtió en un equipo sin pausa en la transición y que renunciaba a gobernar muchos partidos a cambio de entregar todo su fútbol al talento y la pegada de sus tres puntas, que siempre vivieron más felices en medio del caos.
La presencia del tridente no sólo condicionó el estilo, sino también la capacidad de elección del preparador asturiano, obligado a construir una alineación a partir de la presencia innegociable de la MSN en el once, lo que sucedió en 111 ocasiones.
Sin Neymar, que se marcha del Barcelona tras haber disputado 186 partidos, marcado 105 tantos y ganado 10 títulos en cuatro temporadas, la MSN ya es historia, y Valverde tiene la oportunidad de reinventar el ‘estilo Barça’.
El técnico extremeño, que ha utilizado siempre el 4-2-3-1 como su sistema de cabecera, ya no se siente en la obligación de apostar por el 4-3-3 para asegurar la presencia del tridente.
El llevar la iniciativa del juego y mantener la presión alta en la recuperación, tras pérdida, parece lo único innegociable para Valverde, consciente de que el club catalán ha puesto en sus manos la mejor plantilla que ha entrenado en su carrera, lo que le obligará a hacer algunas concesiones para adaptarse a ella.
Aun así, el expreparador del Athletic podrá sentirse más libre que su predecesor a la hora de diseñar el nuevo Barcelona. Y, con la MSN desactivada, intentar recuperar el dibujo más tradicional de su libreta.
Ello supondría dejar a Luis Suárez como única referencia ofensiva y poner tres medias puntas por detrás de él: quizá Deulofeu por la derecha, Messi por el centro y quién sabe si Iniesta o Dembélé -el Barça lo quiere como recambio de Neymar- por la izquierda.
También colocarle a Sergio Busquets un compañero de armas para jugar con el doble pivote. Si se diera ese escenario, Valverde recuperaría a Mascherano para el centro del campo, lo que propiciaría el fichaje de un central.
Íñigo Martínez (Real Sociedad), una vieja aspiración de los azulgranas, podría ser el elegido si el club decide pagar los 32 millones que cuesta su cláusula de rescisión.
En cualquier caso, habrá que esperar a la configuración final de una plantilla que, de aquí a que se cierre el mercado estival, tendrá que reforzarse para compensar el vacío que deja Neymar.
Dinero para hacerlo no le faltará al Barcelona, pues la marcha del jugador paulista al PSG, dejará 222 millones de euros en las arcas de la entidad catalana. Invertirlos bien será clave para volver a armar un proyecto ganador en Can Barça.
Descartado Marco Verratti -el PSG no quiere ni oír hablar de una posible negociación por él- además del citado Ousmane Dembélé (Borussi Dortmund), los azulgranas están interesados en Philippe Coutinho (Liverpool), Kylian Mbappé (Mónaco) o Jean Michaël Seri (Niza).
Calidad para fichar no falta. El problema es que, ni aun teniendo 222 millones, uno solo puede comprar cuando otro está dispuesto a vender. Y en ese gran bazar que se ha convertido el fútbol europeo, todos saben, además, que el Barça llega con los bolsillos llenos.