Las niñas nigerianas de Chibok dicen que Boko Haram las secuestró accidentalmente

Las niñas nigerianas de Chibok dicen que Boko Haram las secuestró accidentalmente

Páginas de un diario que escribieron las chicas de la escuela Chibok mientras estuvieron secuestradas por el grupo islamista Boko Haram en el norte de Nigeria son mostradas en esta foto tomada el 16 de agosto de 2017. THOMSON REUTERS FOUNDATION/Adaobi Tricia Nwaubani
Páginas de un diario que escribieron las chicas de la escuela Chibok mientras estuvieron secuestradas por el grupo islamista Boko Haram en el norte de Nigeria son mostradas en esta foto tomada el 16 de agosto de 2017. THOMSON REUTERS FOUNDATION/Adaobi Tricia Nwaubani

 

El secuestro masivo de más de 200 niñas nigerianas de Chibok, el mayor golpe público del grupo yihadista Boko Haram, fue el resultado accidental de un robo fallido, dijeron las estudiantes que pasaron tres años en una brutal cautividad.

Reuters





Las niñas de Chibok revelaron este hecho en los diarios secretos que escribieron mientras estaban prisioneras, de los cuales Thomson Reuters Foundation obtuvo en exclusiva una copia.

Al recordar la noche de su secuestro en abril de 2014, Naomi Adamu describió en sus diarios que Boko Haram no había ido a la escuela secundaria de Chibok para raptar a las chicas, sino para robar maquinaria para la construcción.

Sin embargo, al verse incapaces de encontrar lo que estaban buscando, los militantes del grupo no supieron qué hacer con las estudiantes, lo que pronto generó discusiones entre ellos.

“Un chico dijo que nos deberían quemar a todas, y ellos (algunos de los otros guerrilleros) dijeron: ‘No, llevémoslas a Sambisa (la base de Boko Haram en el bosque)… Si las llevamos a Shekau (el líder del grupo), él sabrá qué hacer'”, escribió Adamu.

Ella es una de las 220 que fueron secuestradas de su escuela en la ciudad del noreste nigeriano de Chibok una noche de abril de 2014, un asalto que alcanzó relevancia internacional y que provocó una campaña en las redes sociales con la etiqueta #bringbackourgirls (#devolvedanuestrasniñas).

Liderado por la exprimera dama de Estados Unidos Michelle Obama -junto a muchas otras caras conocidas-, el movimiento alcanzó relevancia internacional y ayudó a que el Gobierno nigeriano negociase la liberación de las niñas.

Adamu estaba entre esas 82 niñas de Chibok liberadas por Boko Haram en mayo, otras 21 fueron puestas en libertad en octubre. Actualmente, permanecen en un lugar secreto en Abuya en lo que el Gobierno llama un “proceso de recuperación”.

Otras han escapado o han sido rescatadas, pero se cree que unas 113 de ellas siguen en poder del grupo.

La autenticidad de los diarios, escritos por Adamu y su amiga Sarah Samuel, no ha podido ser verificada, así como tampoco si el Gobierno está en negociaciones con Boko Haram para la liberación del resto de las chicas.

CRÓNICAS CLANDESTINAS

Los diarios arrojan luz no sólo sobre los horrores que sufrieron las niñas siendo cautivas de Boko Haram, sino también sobre sus actos de resistencia y su firme creencia de que un día volverían a casa.

Las niñas dijeron que comenzaron a documentar su calvario unos meses después del secuestro, cuando Boko Haram les dio libros de ejercicios para usar durante las lecciones del Corán. Para ocultar los diarios de sus captores, los enterraban o los llevaban en su ropa interior.

Tres de las otras chicas de Chibok también contribuyeron a las crónicas sin fecha, que fueron escritas principalmente en inglés, con algunas partes garabateadas en hausa.

“Lo escribimos juntas. Cuando una persona se cansaba, se lo daba a otra persona para que continuara”, dijo Adamu, de 24 años, desde la casa de seguridad estatal en la capital, donde son mantenidas para su evaluación, rehabilitación e interrogatorios del Gobierno.

“CONVERTIRSE O QUEMARSE”

La vida en la Sambisa transcurría entre agresiones periódicas, lecciones del Corán, trabajo doméstico y presión para casarse y convertirse.

Los chicas intentaban mantener un buen ánimo, lo que se demuestra en los diarios con inventos de apodos divertidos y burlones para los combatientes. Sin embargo, la crueldad y la brutalidad estaban siempre presentes.

Cuando cinco chicas intentaron escapar, los militantes las ataron, cavaron un agujero en el suelo y se voltearon hacia una de sus compañeras de clase. Los yijadistas le dieron una espada y emitieron un escalofriante ultimátum: “corta las cabezas de las chicas o pierde la tuya”.

“Les suplicamos. Les lloramos. Ellos dijeron que si nos escapábamos, nos iban a cortar el cuello”, escribió Adamu.

En otra ocasión, los militantes reunieron a aquellas que se negaban a abrazar el Islam, sacaron bidones y amenazaron con rociarles gasolina y luego quemarlas vivas.

“Ellos dijeron: ‘Quieres morir, no quieres ser musulmán, (así que) te vamos a quemar'”, se lee en el diario. Cuando había más miedo, los militantes se reían: las latas lo que contenían era agua, escribieron.