Contexto Venezuela Agosto 2017 / Análisis integral / De las siguientes afirmaciones, ¿Cuál debería ser la opción para salir de la crisis política que vive actualmente el país?
Para el presidente Maduro, el futuro no existe, se revela en su conducta, narrativas política y económicas, en sus decisiones, más cuando agota todos sus esfuerzos en imponer su voluntad muchas veces irracional por encima del sentido común, es decir, imponerla a toda costa, sin importar la descalificación inmediata en diversos temas que tienen mucha significación para el bienestar del país. El primer mandatario nacional, y sus colaboradores inmediatos, construyen casi a diario entramados socio histórico apuntan que después de su gestión vendría la nada. Pero, la verdad Maduro, está atrapado en su propia historia; un desperdicio para todos los venezolanos, que, bajo su conducción del país, perdimos la posibilidad de convertir una Venezuela apuntalada con todos sus recursos en un país próspero y no de slogan “Potencia”, esta realidad convoca a una verdadera reflexión sobre nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro.
Existen diversas premisas del desastre económico causado por el gobierno, además hay toda la acumulación de contradicciones innecesarias y arrogancias ha creado una situación insostenible para el heredero de Chávez. Sus niveles de popularidad se mueven en menos 16 por ciento, según la mayoría de los estudios de opinión nacional. Cuatro de cada cinco venezolanos no lo toleran o se burlan de su incapacidad. Un significativo capital político Chavista, sabe Maduro ha hundido al país. Incluso varios dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela y movimientos revolucionarios lo consideran incapaz de salvar el seguro desplome del impopular proyecto Socialista. Sin duda, los intereses económicos exógenos también han hecho que Presidente de la República no tenga futuro y que Venezuela se acerque a pasos agigantados a un futuro sin Nicolás Maduro, si enfocamos el análisis situacional en lo económico.
Pareciera que el gobierno Nicolás está resuelto a que el país se entierre junto con su proyecto revolucionario. Estamos viviendo uno de los momentos históricos más difícil para la democracia Venezolana. Es casi axiomático, el gobierno no está dispuesto a negociar por ahora nada de nada, tiene mucho que perder. Sus manifestaciones son tangibles, está convencido a no ceder a las presiones internacionales y menos nacionales para abrir los espacios y permita una solución democrática para salir de la aguda crisis que transita el país. Es evidente, que las diferentes ficciones de los máximos voceros del gobierno se apoyan en la psicología inversa, que sólo modela una mixtura de cinismo irritante, aproximado a lo patológico del discurso. Son muchos los chistes de mal gusto sobre el tema alimentario, económico, social, apoyado por una Asamblea Nacional Constituyente con caracterización de un tribunal de inquisición, ha llevado a la hoguera inquisidora a numerosos venezolanos. Mientras la economía sigue en un nivel de alta complejidad negativa y continúa la destrucción del aparato productivo, ANC Comunal se ha convertido en el instrumento inquisidor del gobierno.
En el año 1999, la mayoría de los venezolanos se atrevieron a soñar con una Venezuela muy distinta a lo que se está viviendo. No obstante, con el devenir de los años el pueblo interpela de manera contundente un proyecto que solo ilusionó. La sala situacional del gobierno, trabaja las 24 horas buscando estrategias para llegar 2018, vitorear que seguirán en el poder, desafiando a la mayoría. Es miserable saberse ineficaces; reconocerse inviables; “apostar, como los equipos malos, porque se termine el tiempo para sacarle un pírrico empate a quien sin duda merece el triunfo”… En síntesis, Este gobierno devela; “un gobierno sin futuro detesta que sus ciudadanos tengan futuro”… Lo grave, aferrado al poder.
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