Tras el paso del el mayor huracán que ha bañado el Caribe,dejando decena de muertes en Cuba, hoteles destruidos, comunicaciones quebradas y ha obligado a cerrar los aeropuertos de la isla y suspender vuelos; dejando a 3.000 turistas españoles varados en Cuba, reseña EFE
Ante esa situación, la Embajada de España en La Habana ha abierto sus puertas 24 horas al día para atender a los españoles que han quedado desamparados: allí tienen comida y bebida, conexión a internet y posibilidad de llamar a sus familias para confirmar que están bien.
En la sede diplomática ya han atendido a cerca de un centenar de personas y el Consulado está tratando de localizar a todos los españoles para poder comunicar a sus familias que están bien y que no hay muertos ni desaparecidos.
Hoy buscaban allí una salida a su situación Adriana, de Vigo, y Paula, de Canarias, que se enteraron de la llegada inminente de ese poderoso ciclón desde el pintoresco pueblo de Viñales (occidente de Cuba) por mensajes de amigos y familiares desde España.
“Allí nadie nos avisó de nada”, se lamenta Adriana.
Decidieron pasar el huracán en La Habana donde en teoría las comunicaciones serían más sencillas, pero no contaban con que el cambio de trayectoria de Irma durante el sábado aproximó su vórtice más de lo previsto a la capital cubana, donde las graves inundaciones han provocado derrumbes y cortes en los suministros de agua y electricidad.
“Pasamos el huracán seguras en una casa de renta a turistas de La Habana Vieja. Pero ahora no tienen nada, ni agua, ni luz, ni comida. Hemos intentado comprar comida, pero no hay de nada. Nos han pedido que nos vayamos porque no pueden atendernos”, contó Paula.
Por eso, ahora se encuentran sin techo en La Habana y sin dinero para costearse un hotel, por lo que planean regresar a Viñales, donde apenas se sintió a Irma, para pasar allí los siete días de vacaciones que les quedan.
La barcelonesa Tura se alojaba con unos amigos en una casa de renta en Centro Habana, el barrio más castigado por las inundaciones y los fuertes vientos en la capital cubana, y allí pasó el huracán “sin pegar ojo”, pero sin correr riesgos.
“Me impresionó ver a gente con el agua hasta la cintura. Las calles están llenas de escombros. La gente está sin comida. Ayer tuvimos muchas dificultades para encontrar comida. Suerte que encontramos aguacates y llevamos dos días comiendo arroz, aguacate y mango”, relató.
Su vuelo de regreso a Barcelona estaba previsto para el sábado, pero no pudo volar porque el aeropuerto de La Habana permanece cerrado desde ese día y se queja de que las aerolíneas no avisaron de que su vuelo estaba cancelado.
Se espera que el aeropuerto de la capital reabra mañana martes a medio día (17.00 GMT) y el de Varadero tiene previsto reiniciar operaciones en no más de 48 horas.
“Nervioso pero seguro” pasó la noche del huracán Antonio de Valencia en el Hotel Nacional de La Habana, donde tuvo que ser evacuado desde Varadero, principal polo turístico de sol y playa de la isla, ya que Irma llegó a estar sólo a 45 kilómetros de distancia.
“Esta odisea ha sido dura pero creo que hemos tenido suerte dentro de lo que cabe”, explicaba Antonio, que de momento tiene su vuelo de regreso a España confirmado para dentro de tres días.
En estos momentos el consulado trabaja con el Ministerio de Turismo de Cuba para realojar a turistas españoles que no cuentan con hotel y ha movilizado medios de transporte de la sede diplomática para trasladarlos.
Uno de los principales problemas de los turistas es la falta de dinero en efectivo, ya que no es posible utilizar los cajeros automáticos por los cortes de electricidad.
A pesar de las dificultades y del shock de haber vivido lo que para casi todos fue su primer huracán, todos los entrevistados por Efe están agradecidos con la ayuda ofrecida por la Embajada y el Consulado de España.
“Para eso estamos, es nuestro papel aquí, estamos dando asistencia a aquellos que involuntariamente han tenido que prolongar su estancia en La Habana y tienen problemas de alojamiento”, explicó a Efe el embajador español en Cuba, Juan José Buitrago.