La ralentización de la economía ha influido en el aumento del hambre en América Latina y el Caribe, donde afectaba al 6,3 % de la población en 2014 y al 6,6 % en 2016, lo que suma 42,5 millones de personas, reseñó Infobae.
Así se desprende de las estimaciones realizadas por la ONU en su informe sobre el estado mundial de la seguridad alimentaria y la nutrición, presentado hoy en Roma.
El subdirector general de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Kostas Stamoulis, explicó a Efe que el incremento en la prevalencia de la desnutrición crónica se debe principalmente a la situación en Sudamérica.
Allí el hambre afectó al 4,8 % de la población en 2014, porcentaje que subió al 5,6 % en 2016, mientras que descendió ligeramente en Centroamérica (pasando del 6,9 al 6,5 % en ese mismo periodo) y en el Caribe (del 18,9 al 17,7 %).
Mientras que a nivel mundial la inseguridad alimentaria ha crecido principalmente por el efecto combinado de los conflictos y los desastres naturales, impactando en 815 millones de personas, en Latinoamérica la razón fundamental se halla en la ralentización de la economía, según Stamoulis.
A su juicio, la caída de los precios de los productos básicos redujo los ingresos que de su exportación obtenían algunos países latinoamericanos, que han visto disminuir su capacidad para importar alimentos, lo que ha supuesto un descenso de la disponibilidad total de comida en la región.
“Menos ingresos por exportación significa menos ingresos para los gobiernos, que pueden no ser capaces de proporcionar redes de protección social a la gente para apoyar su alimentación, como habían hecho antes”, afirmó el experto.
Stamoulis precisó que los datos de 2016 son proyecciones que pueden corregirse en el futuro si la ralentización económica termina en esos países y que existen fenómenos que pueden no verse reflejados todavía como, por ejemplo, el efecto final que ha tenido El Niño en el Corredor Seco centroamericano.
Con información de EFE.