En efecto, comenzaba la industria petrolera a dominar la economía nacional y Adriani pudo vislumbrar claramente lo que después se conocería como los males de la enfermedad holandesa: monoproducción, sobrevaluación de la moneda, abaratamiento de los productos importados, encarecimiento de las exportaciones, perjuicio a la actividad agropecuaria así como a la manufacturera, en tanto que se favorecía la construcción y la especulación financiera e inmobiliaria, con lo que se generaba un cuadro de empobrecimiento de las zonas rurales así como de prosperidad ilusoria de las ciudades. Para Adriani la industria petrolera tenía un carácter destructivo y devastador y no consideraba que podía constituir una base sólida, estable y permanente, para un desarrollo a largo plazo. Sin embargo, reconocía su importancia y fue el precursor de la idea de usar los ingresos petroleros para diversificar la economía. Para el sabio de Zea, la economía estaba constituida por aspectos heterogéneos, referidos a realidades geográficas, demográficas y actividades productivas; considerando primariamente los suelos, el clima, la flora, la fauna, la población, la agricultura, la industria, etc. En esta apreciación Adriani se adelanta 50 años a su tiempo, ya que en ella subyace el concepto actual de la ordenación y desarrollo territorial. Para él la población humana era la mayor riqueza con que podía contar un país y por ello era partidario de una inmigración selectiva, que décadas después se materializaría.
Por todos estos atributos, López Contreras, al inicio de su gobierno, le encomendó la formulación de un programa nacional que, a decir de Adriani “en sus grandes líneas nos señalen la ruta durante un largo espacio de tiempo”. Aquí vuelve este portentoso pensador a adelantarse a su tiempo y esboza lo que hoy conocemos como una Visión País. De manera que el Programa de Febrero, no fue concebido como un plan, ni fue tal, sino una visión de desarrollo de largo plazo. Sin embargo, para acometer tal fin era necesario un previo y cabal estudio de la economía, del territorio, de las actividades productivas y de la población. Como Ministro de Agricultura, desarrolló un Plan de Desarrollo Agrícola Nacional, que daba inicio a sus actividades haciendo un inventario y reconocimiento agrícola, determinando los tipos de tierras del país y sus utilidades, continuaba con una política de disposición de tierras, seguía con acciones clave de desenvolvimiento agrícola y remataba con una clara política de conservación de los bosques y aguas. Adriani, sin duda, fue también el precursor del desarrollo sustentable. Su muerte prematura a los 38 años fue una verdadera pérdida para el país.
Miguel Méndez Rodulfo
Caracas 22 de septiembre de 2017
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