En la Sierra Nevada de Santa Marta, la mayor montaña del mundo frente al mar, hay 28 especies endémicas de pájaros como el “Santa Marta Sabrewing” o el “Blue-Bearded Helmetcrest”, que convierten este macizo en un paraíso para el avistamiento de aves y la preservación de especies amenazadas.
Gracias al esfuerzo de autoridades, guías y ambientalistas, “pajarear” en la Sierra Nevada de Santa Marta contribuye al desarrollo de esta forma de turismo, que en Colombia, con el fin del conflicto armado, crece de manera importante y vincula a las comunidades locales en los procesos de preservación de los ecosistemas.
“En Colombia hay 1.921 especies de aves que la ubican como el país número uno del planeta en esa diversidad y el 20 % de esas aves está en la Sierra Nevada de Santa Marta, que es la montaña con mayor número de especies de aves endémicas”, explicó a Efe el biólogo Gabriel Utria, promotor del avistamiento de pájaros entre turistas nacionales y extranjeros.
De las más de cien especies de aves endémicas de Colombia, 28 están en la Sierra Nevada de Santa Marta, muchas de ellas en condición vulnerable, en peligro de extinción o en riesgo crítico de extinción, como lo son el “Santa Marta Sabrewing” y “Blue-Bearded Helmetcrest”, dos especies de colibríes.
“El ‘Santa Marta Sabrewing’ o colibrí de Santa Marta es muy difícil de avistar porque hay muy pocos y viven entre los 1.800 y los 4.800 metros sobre el nivel del mar y hasta el momento ha sido fotografiado una sola vez”, explicó Utria.
El biólogo está al frente de Birding Santa Marta, una entidad que involucra a las comunidades campesinas e indígenas con el turismo de avistamiento de aves.
Según el experto, esta actividad, además de ser una “alternativa de mejoramiento económico para las comunidades sin que se afecten los ecosistemas, está generando el interés de las autoridades para la conservación de los animales nativos de la Sierra Nevada”.
“Estamos promoviendo la conservación de áreas protegidas y reservas naturales, dando participación a las comunidades locales y estimulando la sostenibilidad de los procesos productivos amigables con el medio ambiente”, agregó Utria al precisar que “este es un tipo de turismo muy especializado”.
Para el biólogo, “la ventaja de la Sierra Nevada es que en muy poco territorio y tiempo se pueden ver más especies”.
“Por ejemplo, mientras acá se alcanzan a ver ocho especies en un día, en el Amazonas, con su gran diversidad podría tomar hasta 15 días”, anotó.
La Sierra Nevada de Santa Marta es el sistema montañoso litoral más alto del mundo y tiene el pico más elevado de Colombia, el Colón, a 5.775 metros sobre el nivel del mar, coronado de nieves perpetuas al igual que su vecino el pico Bolívar.
Esta formación, que abarca parte de los departamentos caribeños de Magdalena, La Guajira y Cesar, posee todos los pisos térmicos, desde el cálido seco hasta los nevados, y es también el hogar de las comunidades indígenas de los kogui, arhuacos, wiwas y kankuamos.
Este macizo fue declarado en 1979 por la Unesco Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad, dada la red de ecosistemas que albergan innumerables formas de vida.
Carlos Hernando Rincón es un guía de la Sierra Nevada que promueve el “turismo de aventura”, teniendo como principio el respeto por el medio ambiente y el desarrollo sostenible de las comunidades.
“Yo soy un campesino, hijo de campesinos, que salí a estudiar administración y regresé a la región a promover desde mi empresa, legalmente constituida, que en vez de tumbar el bosque para criar vacas, conservemos los ecosistemas y los mostremos a los visitantes y así generar ingresos sin que se dañe nuestro entorno”, declaró Rincón a Efe.
La secretaria de Turismo de Santa Marta, Aura Herrera, expresó por su parte que con el apoyo de entidades nacionales el propósito es apoyar esas iniciativas y capacitar a los operadores turísticos para que se desarrolle plenamente esta actividad que no hace daño a la naturaleza y se brinde un mejor servicio a los visitantes.