Sorpresa, resignación, molestia. Un sinfín de sentimientos encontrados se vivieron en el comando de campaña de la Mesa de la Unidad Democrática este domingo 15 de octubre, tras anunciarse los resultados de las elecciones regionales 2017.
Por: Vanessa Rodríguez / LaPatilla.com
Lo que inició con un año de retraso en la convocatoria, le siguió una serie de conflictos socioeconómicos, una fecha impuesta por el Consejo Nacional Electoral y adelantada por una fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente que, sumado a una serie de irregularidades en el proceso, culminó con un gran sabor amargo en la boca de los dirigentes políticos opositores y una sonrisa, acompañada de una bocanada de oxígeno, en los adeptos al régimen de Nicolás Maduro.
Lo que se avecinaba como un triunfo para la oposición, terminó siendo una decepción más para la mayoría de los venezolanos que buscan un cambio en el país, pero no lo consiguen. Un hecho que como lo indicó el jefe de campaña de la MUD, Gerardo Blyde, al no reconocer los resultados, fungió como “una invitación para reencontrarnos como unidad”.
La jornada electoral de este domingo, que en otro tiempo se tildaba como “fiesta”, se mantuvo tensa durante el día. Poca fue la afluencia de personas en los centros de votación, motivado las migraciones llevadas a cabo por el CNE, en las que más de 400 puntos de votación fueron reubicados a menos de 48 horas del proceso,estrategias que impidieron la movilización de electores en puntos claves de la oposición venezolana.
Dentro de las sorpresas anunciadas estuvo la de Héctor Rodríguez en la gobernación de Miranda, quien ha paseado por una serie de cargos en el Gobierno. Algo similar ocurrió en el estado Lara, entidad también opositora a regida por Henry Falcón, y quien ahora pasa a manos de la almiranta Carmen Meléndez. Situación que también se vivió en Amazonas, donde resultó vencedor Miguel Rodríguez, del Partido Socialista Unido de Venezuela.
Sin embargo, la oposición logró adjudicarse cinco gobernaciones: Anzoátegui, Mérida, Nueva Esparta, Táchira y Zulia, siendo dos de ellas entidades fronterizas. La polémica se desarrolla en el estado Bolívar, donde el candidato de la Unidad, Andrés Velázquez, asegura que tiene las actas y la información que el resultó ganador en esa entidad.
Al conocerse los resultados, la dirigencia opositora tildó de fraude este dictamen (18 gobernaciones para el PSUV y 5 para la MUD). El Gobierno, como era de esperarse, utilizó sus herramientas durante el proceso de campaña y elección, obteniendo una ventaja notoria y denunciada por sus competidores, que decidieron participar pese a no estar dada las condiciones democráticas.
Al conocerse los resultados la dirigencia opositora tildó de fraude los resultados obtenidos (17 gobernaciones para el PSUV y 5 para la MUD). El Gobierno, como era de esperarse, utilizó sus herramientas durante el proceso de campaña y elección, obteniendo una ventaja notoria y denunciada por sus competidores, que decidieron participar pese a no estar dada las condiciones democráticas.
El lunes, 16 de octubre, la Unidad Democrática presentó la lista de irregularidades que sucedieron antes y durante las elecciones regionales 2017, calificadas como un proceso fraudulento, y que motivaron la exigencia de una auditoría total “cualitativa y cuantitativa” de los comicios. También, fueron mencionados los vicios que se han repetido en anteriores procesos electorales, como la persecución, encarcelamiento e inhabilitación de candidatos; la ausencia de observación electoral nacional e internacional confiable y el uso de recursos del estado para promover candidatos y movilizar votos para los candidatos del régimen.
Hoy a pesar de que la población venezolana escucha una suerte de repetición evidente sobre lo que muchos pronosticaban que pasaría en las urnas electorales, a ciencia cierta quedó una verdad en evidencia: una oposición fracturada por las mismas pugnas fue partícipe de unos comicios donde el Gobierno movió fichas para dejarles contra la pared a través de maniobras que pasaron por el desánimo al electorado, la reubicación de centros y el juego de poderes tras la tregua dada luego de las marchas que dejaron al menos 125 muertos entre abril y julio.
Sin embargo, el tablero se mantiene firme. La oposición ahora tiene una tarea titánica y es que recomponerse y recomponer a un elector cuyos ánimos y energías están devastadas por los golpes socioeconómicos que tanto ha recibido a lo largo de casi 20 años no será nada fácil. La ira impregnó las filas de los opositores del gobierno contra su misma representación.
Por eso, ahora toca levantarse, toca reorganizarse, toca pensar en la próxima movida para asestar el gancho tenaz, porque la política, tal como una pelea de boxeo, es juego de golpes tenaces, técnica, resistencia y estrategia, solo que en este caso, los rounds han sido más agónicos, pero al sonar la campana final, está la seguridad de que quien luchó en todo momento, será quien disfrute más la victoria al recuperar a un país que ha sido estragado por las malas políticas y la sed de poder de unos pocos. Los buenos siempre serán más. Eso hay que recordarlo.