Desafíos del presente, por @lmesculpi

Desafíos del presente, por @lmesculpi

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Las fuerzas democráticas están frente a la necesidad imperiosa de afinar su planteamiento estratégico y recomponer la alianza unitaria para poder colocarse de nuevo a la altura de las exigencias planteadas.





Más allá de el proceso de fraude continuado, al cual nos referimos en nuestra columna de la pasada semana, está planteada la revisión de nuestra actuación en las recientes jornadas; para extraer de allí los aciertos y errores con la finalidad de redefinir la acción política futura.

El tránsito de las movilizaciones que durante tres meses constituyeron el centro de la acción de las fuerzas opositoras, con la brutal represión desatada por el régimen dejando un lamentable saldo de 140 muertos, miles de heridos y centenares de presos a la participación en la elección de Gobernadores, resultó un pasaje traumático e incomprendido por sectores de los adversarios del gobierno e insuficientemente explicado por los principales voceros de la Mesa de la Unidad.

No es esa la única causa de la inhibición y desmovilización de esos sectores, pero indubitablemente influyó en la conducta que asumieron, si bien es cierto que los dudosos resultados del CNE, ubican la cifra de abstención en los parámetros históricos para este tipo de elección, también es verdad que dado la situación económica y social, la magnitud del rechazo al gobierno se podía esperar que el se expresara electoralmente, venciendo obstáculos, trapisondas y triquiñuelas del fraude sistemático. Partiendo del supuesto que una masiva movilización espontánea de los electores superaría todos los escollos impuestos por el gobierno a través de las damas del CNE.

Mucho se ha argumentado como consecuencia de lo sucedido que la viabilidad de la ruta electoral está seriamente cuestionada, hay quienes incluso plantean el agotamiento de lo que ha sido hasta ahora la definición estratégica de la MUD para promover el cambio político; es decir la vía constitucional, electoral y pacífica.

En nuestra opinión procede la ratificación de la ruta diseñada, lo que requiere de elecciones verdaderamente competitivas, con garantías de transparencia, observación internacional imparcial para los próximos procesos y designación de un nuevo CNE equilibrado. La lucha por lograr estas condiciones pasa a ser un objetivo de primer orden para las fuerzas democráticas.

Avanzar exitosamente solo es posible manteniendo la plataforma unitaria y ampliándola con nuevos actores no sólo representantes de organizaciones políticas, sino con otros del mundo de las fuerzas del trabajo y de la cultura, organizaciones populares, profesionales, académicos etc. Es decir que reflejen la diversidad de la sociedad opositora para poder interpretar y orientar sus inquietudes, sentimientos y aspiraciones.

La expresión unitaria no está limitada por la pertenencia a la MUD, se debiera ser más exigente con las manifestaciones en las definiciones de políticas fundamentales para poder avanzar.

La coherencia entre el discurso y la acción, entre la teoría y la práctica constituyen requisitos indispensables para poder superar las dificultades actuales.

La conducción política tiene que lograr la reconexión con la base social opositora para así recuperar la credibilidad y la confianza, vencer la confusión y el desaliento, eso solo se logra asumiendo la responsabilidad tanto en los fallos como en los aciertos, actuando con coherencia y cumpliendo con la función de dirigir y orientar las fuerzas del cambio en propósitos claramente definidos, con sentido de amplitud, sin arrogancia ni autosuficiencia.

La inercia actual tiene que ser superada para recuperar la iniciativa política, despejar la incertidumbre, recomponer la unidad y afinar los lineamientos estratégicos, relanzar la alianza con nuevos bríos, es un rol histórico irrenunciable para poder conducir con acierto la lucha por el cambio. Ese es uno de los desafíos al que se debe responder para colocarse al nivel de las exigencias del presente.