“To be or not to be” he allí la verdadera cuestión de los nuevos gobernadores de la oposición, los cuales inmersos en la incertidumbre de los principios éticos, morales y políticos, cavilan entre arrodillarse humillados a juramentarse en la Asamblea Constituyente o ser destituidos, como amenaza el sindicalista autócrata sostenido a punta de bayonetas y por los intereses de una casta militar podrida.
La cuestión no es ejercer o no la gobernación, pues sin duda alguna, ellos son los verdaderos y legítimos gobernadores elegidos por el pueblo, lo otro, es un accidente político, es una ilegítima Asamblea Nacional Constituyente que no la reconocemos los venezolanos y menos la Comunidad Internacional decente, aquella que no está sometida a recibir emolumentos manchados por el sacrificio del pueblo venezolano.
La expresión política de la oposición representada en la Mesa de la Unidad Democrática no sólo no ha reconocido a la Asamblea Nacional Constituyente como legítima, porque adolece desde sus orígenes de toda nulidad y porque viola la Constitución Bolivariana de Venezuela, pero además, la decisión de la Asamblea Nacional en plenaria la declaró ilegítima y no la reconoce, los directivos de la Asamblea Nacional han desplegado una campaña internacional explicando la ilegitimidad de la ANC, aún cuando el mundo internacional conoce de derecho y legalidad y desde el primer momento, tampoco han reconocido la Asamblea Nacional Constituyente, pero además, Julio Borges y los directivos de la Asamblea Nacional han declarado, que en la Asamblea General de la Unión Interparlamentaria Mundial que se desarrollaba en Rusia la semana pasada, no han aceptado como delegados de Venezuela a los constituyentes que intentaron participar supuestamente a la fuerza. ¿Cómo ahora pueden los gobernadores electos siquiera pasárseles por la mente juramentarse ante la Asamblea Nacional Constituyente, reconociendo a ese adefesio político y despreciando a los electores que los designaron gobernadores dignos para que hagan gobiernos decentes y para la gente, no para una cofradía mafiosa y sus bolsillos? ¿Podría un gobernador opositor dar la cara a sus electores una vez que se arrodilló y se humilló ante la podredumbre contra la cual sus electores votaron?
“To be or not to be” no es la verdadera cuestión que debe preocupar a los gobernadores electos, pues como todos sabemos y ya lo ha anunciado Maduro, esas gobernaciones serán vaciadas e inútiles para poder hacer una mediana gestión, serán muñecos de torta sin recursos y con autoridades paralelas, no tendrán ni a policías para mandar en caso de un conflicto social por pequeño que sea. Estos gobernadores demostrarían que les interesa más la vanidad de ser gobernador que el interés de servir a sus gobernados que tanto lo necesitan.
“To be or not to be” digno es la verdadera cuestión a la que deben pensar no sólo los gobernadores, sino los partidos políticos de la oposición. No podemos cometer la torpeza de contradecirnos e ir contra la corriente internacional, por el simple empeño de tener unos gobernadores cojitrancos. Sería terminar de desencantar una vez más no sólo a nuestros electores, sino a la Comunidad Internacional, que no termina todavía de entender los personalismos políticos y la falta de unidad frente a la autocracia que nos gobierna, sino que ahora también, nos ponemos a espalda de ellos para satisfacer grupalismos y caudillismos familiares y regionales.
La oposición no puede ser tan incoherente. Es por ello que los ciudadanos se desencantan de la oposición y nos castigan. Le hablan de la fulana calle sin retorno, la hora cero, invocan el Art. 350, aseguran el cambio de gobierno y dos semanas después le dicen que la salida es electoral y los llevan a las regionales para desnudar al gobierno, y ahora nos dicen, que ante la Asamblea Nacional Constituyente que no reconocíamos, necesitamos ahora juramentar a los gobernadores para mantener esos espacios políticos y de paso reconocer a la ANC. ¿Pueden nuestros ciudadanos creer en una oposición zigzagueante y tomando decisiones de acuerdo a sus intereses y no a los del país? De esta forma, es fácil predecir que en las elecciones legislativas y municipales arrasará el gobierno.
Más importante para la gente y la oposición es hacerle pagar el costo político nacional e internacional, obligando al gobierno y al PSUV a destituir a los gobernadores recién electos, para que de esta forma, no quede ninguna duda de que estamos en presencia de una dictadura y la Comunidad Internacional pueda en consecuencia actuar, claro está, si dejamos los personalismos, el juego vivo y demostramos tener unidad política y de propósitos.
Esperemos que reine la sindéresis y comencemos a transitar por el camino de los principios y los intereses del pueblo. Que la gente vea que la preocupación de los partidos es por la angustia y el sufrimiento del ciudadano y no el de figurar con una gobernación o una supuesta opción presidencial, cuando el gobierno ni siquiera nos garantiza una elecciones presidenciales. Para llegar allá, tenemos primero que unirnos y luego negociar el cambio de un CNE que sea imparcial y decente, hacerlo con el respaldo de la Comunidad Internacional, para que verdaderamente haya presidenciales, porque las regionales nos demostraron de qué son capaces estos malhechores por conservar el poder.
El primer paso que debe dar la oposición es dejar los personalismos y construir una verdadera unidad de objetivos y propósitos, a través de una estrategia coherente, respetuosa del deseo de cambio del pueblo venezolano, para enfrentar a este régimen inescrupuloso. Una vez que salgamos de él serán los ciudadanos los que decidan quiénes son los líderes para conducir a una nueva Venezuela, moderna, próspera y democrática.