En el espacio, los animales como ratones, peces y moscas se usan para hacer progresar la investigación médica, explica a la AFP la bióloga Julie Robinson, científica jefa de la NASA para la Estación Espacial Internacional (ISS).
P: En nuestra época ¿sería concebible enviar a perros, gatos o monos al espacio como en las primeras décadas de la conquista espacial?
R: No tenemos previsto hacerlo por una serie de motivos. Uno es que no tenemos los mismos objetivos que cuando enviábamos animales al espacio.
Al principio usamos estas especies porque temíamos que los mamíferos en general no fuesen capaces de sobrevivir en ausencia de gravedad. Creíamos que los humanos corrían el riesgo, por ejemplo, de asfixiarse. No teníamos ni idea de qué iba a pasar.
Ahora sabemos que los humanos sobreviven en el espacio. Por lo tanto no necesitamos recurrir a este tipo de animales.
Hoy en día enviamos al espacio a animales pequeños, en gran cantidad, para la investigación biomédica.
Solemos usar roedores, moscas drosófilas, peces, gusanos. Queremos disponer de muestras amplias. Intentamos tener entre 20 y 40 animales para realizar estudios estadísticamente válidos.
Cada uno de estos estudios está destinado a resolver un tema médico en particular, generalmente con el objetivo de avanzar en el ámbito de la salud de los seres humanos.
P: Estos animales pequeños ¿se entrenan antes de partir y cómo se adaptan en el espacio?
R: Para cada experimento realizado en el espacio los astronautas deben entrenarse y lo mismo ocurre con los experimentos con animales. Deben aprender cómo actuar en su hábitat y cómo deben efectuar las actividades previstas.
Los roedores viven en jaulas especiales, donde tienen agua y comida.
Los peces nadan en acuarios que tienen la parte alta cerrada para que el agua no se salga debido a la ingravidez. Se adaptan muy rápido a la vida en el espacio.
Los ratones experimentan algo parecido a la tripulación. Cuando llegan a la ISS y comienzan a flotar, se sorprenden pero aprenden muy pronto a utilizar su hábitat, a beber, comer, dormir de una forma bastante normal. Hay unos diez por hábitat.
El lanzamiento es una experiencia estresante para ellos, al igual que para los astronautas. Pero una vez en el espacio, viven una experiencia relativamente tranquila. Se adaptan bastante bien.
En el futuro tenemos previsto enviar a ratas a la estación.
P: ¿Qué se persigue estudiando a estos animales? ¿Se toman precauciones para su bienestar?
R: Las investigaciones realizadas con ratones en la ISS son parecidas a las que se hacen en la Tierra con estos animales.
Abarcan los ámbitos en los que intentamos mejorar la salud de los humanos, en particular la osteoporosis y la pérdida muscular.
En la estación espacial, donde se encuentran en condición de microgravedad, estos pequeños animales flotan al igual que los humanos y si no hacen ejercicio pierden densidad ósea. Sus músculos se debilitan.
En los ratones, estos procesos se desencadenan rápidamente y su estudio puede permitir el desarrollo de tratamientos para actuar contra la pérdida de densidad ósea en los seres humanos.
Los peces en el espacio también son útiles para estudiar estos procesos.
Nuestras investigaciones persiguen generalmente un doble objetivo. Queremos reducir los riesgos para los astronautas que participen en las futuras exploraciones espaciales más allá de la órbita terrestre.
Pero también queremos que nuestro trabajo tenga un impacto en la Tierra. Porque estos procesos de pérdida ósea y muscular se producen también con el envejecimiento.
Todos estos experimentos nos parecen extremadamente importantes.
Cuidamos mucho que se cumplan los criterios estipulados por la ley sobre el uso de los animales. Un comité independiente se asegura de que todo se haga con ética y de que las investigaciones sean útiles. AFP