Luis Alberto Buttó: Sobre el liderazgo

Luis Alberto Buttó: Sobre el liderazgo

Luis Alberto Buttó @luisbutto3
Luis Alberto Buttó @luisbutto3

 

Asunto complicado es el ejercicio del liderazgo político, pues con él se pretende dirigir a numerosos sectores de la población en función de determinada cosmovisión. Esto es, para plantearlo en términos operativos, conducir masas a partir de una ideología específica ya que se parte del principio de que la organización social, económica e institucional del país será beneficiosa para la gente en caso de materializarse en la práctica los supuestos generales de dicho ideario. En consecuencia, el primer elemento que vierte sospecha sobre quienes gustan de proclamarse como líderes políticos, y/o aspiran a erigirse en tales, es la asunción del ramplón escudo de la indefinición, bajo el falso supuesto de que las ideologías han muerto. Tal proclama es burda en contenido. Si una ideología feneció en el mundo fue la inspirada en la visión marxista de la historia y de la sociedad, pero ello no ocurrió con todas las ideologías restantes, pues, en los tiempos que corren, muchas de ellas se muestran remozadas, fuertes y vigentes, en tanto y cuanto han permitido a múltiples pueblos del orbe encontrar el camino de la prosperidad.

Cuando los líderes actúan como guabinas en esta materia lo hacen motivados por tres factores, no necesariamente excluyentes entre sí. Uno, tienen pensamiento vacío (o sea, carecen de pensamiento alguno) y en el fondo no saben de antemano qué hacer en caso de ser gobierno. Dos, creen a pie juntillas en cierta ideología pero deciden ex profeso ocultar su convicción al colectivo en aras de que tal identificación no les descuadre las cuentas sacadas en relación con posibles apoyos. Tres, recurren a malabares idiomáticos para disfrazar el hecho de que comparten o copian los ideales de sus supuestos contrarios, lo cual alerta sobre la posibilidad de que en caso de desplazarlos del control de las maquinarias gubernamental y estatal lo más seguro es repetirán desde el poder buena parte de las fórmulas ya implementadas por aquéllos. En cualquiera de las tres opciones, se está frente a dirigentes embusteros y, como la vida lo alerta, no puede confiarse en mentirosos. Hacerlo es saltar al vacío.





Por otro lado, el liderazgo lo es en verdad cuando obtiene la confianza de quienes aspira le sigan y esa confianza nace, en determinante medida, de profesar y demostrar respeto por el sentir y la opinión de todos los que se ven en la necesidad o deciden de manera consciente apoyar a dicho liderazgo. El liderazgo, si aspira a ganarse el derecho de serlo, no puede desestimar olímpica y altaneramente las críticas que se le propinen sobre su desempeño. Por el contrario, debe brindar respuestas satisfactorias y respetuosas a los reclamos que se le planteen, sin alegar que hay mala fe u oportunismo en estas demandas y sin recurrir a la vulgar cabriola de endilgarle a los dirigidos las responsabilidades de los dirigentes. Incurrir en bravuconadas, asumir teatrales poses de indignación o apelar al manido comodín del riesgo corrido como si los demás no enfrentaran iguales espantos, no puede ser la respuesta de los que ejercen posiciones de dirección cuando se les espeta las incoherencias cometidas. Para graficar el asunto, líderes que se precien de tales no pueden argüir supuesta valentía o devolver de manera airada la crítica cuando en público se les reclama, por ejemplo, que nunca dieron respuesta a sus seguidores cuando despilfarraron victorias contundentes, pues estaban devorándose los hígados entre sí cuando cada uno apostaba a la opción que más rédito generara a sus proyectos particulares, como tampoco dieron respuesta a la gente esperanzada cuando la condujeron a derrotas abrumadoras que, como era de esperar, sólo sirvieron para sembrar desconcierto, hastío e inmovilización. Derrotas que, por cierto, estaban cantadas desde el principio. De lo anterior, todavía hay mucha tela que cortar en estos días.        

Líderes que se hayan ganado la honra de serlo. Esos son los que hacen falta.

Historiador

Universidad Simón Bolívar

@luisbutto3