Con ocasión de los “Paradise Papers” se ha vuelto a levantar una polvareda a escala mundial, cuando aún no había amainado el escándalo de los llamados “Panamá Papers”. Ahora la Reina Isabel II, Bono, Maddona, Apple, Nike, Wilbur Ross (Secretario de Comercio de Trump, vinculado a negocios con Rusia y con Pdvsa), aparecen señalados como personajes que esconden su riqueza en paraísos fiscales. Los “Tax Haven” son jurisdicciones, estados o territorios (en muchos casos islas), de muy baja carga tributaria, con regímenes fiscales muy laxos; se caracterizan por tener un régimen tributario ampliamente propicio a los ciudadanos y empresas no residentes que a efectos fiscales se domicilien allí. Básicamente estas ventajas consisten en una exención total o una reducción muy significativa en el pago de impuestos.
Los paraísos fiscales comenzaron en Grecia y fueron muy utilizados en la época romana como puertos libres de impuestos; pero su desarrollo y especialización ocurrió en EEUU a fines del siglo XIX, en los estados de Delaware y Nueva Jersey. Ambos estados inventaron el mecanismo de “incorporación fácil” (especie de fast track), extendido hasta nuestros días, que permite comprar una compañía ya estructurada, colocarle el nombre del nuevo dueño y de una vez comenzar a operar. A principios del siglo XX el modelo fue exportado a Europa, aplicándose en varios cantones suizos. Los helvéticos incorporaron al invento el secreto bancario y lo blindaron en su legislación. Desde entonces este país es el Nº 1. Mas tarde los ingleses adicionaron la “residencia virtual”, técnica que le permite a las compañías incorporarse al Reino Unido sin pagar impuesto, con lo que se mejoró aún más el mecanismo.
Quienes colocan su dinero en paraísos fiscales son millonarios, famosos, aristócratas, inversores privados, empresas de importación y exportación, grandes multinacionales, bancos, aseguradoras, empresas de tecnología, etc. El entramado que favorece este negocio son los propios países (Suiza, Estados Unidos, Luxemburgo, Alemania, Japón, Hong Kong, Panamá, Singapur, Malta, Chipre, Islas de Jersey, de Man, Caimán y Vírgenes) y unos operadores altamente sofisticados: bancos, consultores, bufetes de abogados, así como asesores fiscales y financieros, que diseñan una legislación permisiva y que conocen las estructuras jurídicas para la elusión fiscal, la evasión fiscal y el fraude fiscal. Estos facilitadores crean las empresas interpuestas, conocen los paraísos fiscales, su normativa y sus lagunas; la existencia de bancos offshore y firmas especializadas con delegaciones en todo el mundo que garantizan el anonimato. Históricamente a los paraísos fiscales se los ha acusado de servir de cobijo a evasores de impuestos, terroristas y narcotraficantes que esconden sus identidades tras sociedades offshore, cuentas numeradas, directores fiduciarios, fundaciones, trusts o acciones al portador. Una tercera parte de las 200 personas más ricas del mundo, con una riqueza estimada en US$ 2,9 MMMM, controlan parte de su fortuna personal a través de una compañía ubicada en estos paraísos. En gran medida en los paraísos fiscales, reposa y se multiplica 30% del dinero de la economía mundial. En tanto que los poderosos eluden el pago justo del impuesto y con ello su responsabilidad social, los gobiernos tienen menos dinero para escuelas, hospitales, ambulancias, carreteras, viviendas, sistemas de seguridad, ayudas a los más pobres, lucha contra el cambio climático, etc. Es muy triste ver como la Reina, Bono que tanto critica a los políticos, o Apple, hagan esto.
Miguel Méndez Rodulfo
Caracas 17/11/2017