Lo que no esperaba el venezolano J. Nápolis, después de asesinar de tres disparos al vigilante informal Jenso Giovani Cifuentes Malaver, era que uniformados de la Policía Metropolitana de Cúcuta reaccionaran de manera oportuna y lo capturaran, en flagrancia, reseñó el Diario La Opinión, del departamento Norte de Santander.
El hecho ocurrió a las 6:40 de la tarde del jueves, en la avenida Quinta entre calles sexta y séptima del centro de la ciudad.
Según se conoció, Cifuentes estaba en una charcutería, hasta donde llegó el pistolero y aprovechó para dispararle en la cabeza, dejándolo gravemente herido.
Al verlo caer ensangrentado al suelo, el venezolano huyó, corriendo del lugar, pero metros más adelante fue interceptado por los policías.
El ataque se produjo cuando buena parte del comercio se disponía a cerrar sus puertas, tras finalizar otra jornada de trabajo, por lo que en el lugar todo fue confusión, tanto por parte de empleados como de desprevenidos compradores.
Lanzó el arma
En medio de la huida, Nápolis se deshizo del arma, un revólver, calibre 38 milímetros, con seis cartuchos, dos de ellos percutidos, lanzándola, pero fue recuperada e incautada por los uniformados para ser sometida a estudios balísticos.
Mientras, Jenso Giovani, de 40 años, fue trasladado en una patrulla hasta el hospital universitario Erasmo Meoz, adonde finalmente llegó muerto.
Las primeras hipótesis indican que entre la víctima, natural de Maicao (Guajira), y el venezolano, hubo un problema personal que pudo haber llevado a que se desencadenara el crimen.
El viernes, Nápolis fue presentado en audiencia pública ante un juez, con función de control de garantías, para adelantar la legalización de captura, imputación de cargos y definir la medida de aseguramiento.
Según se conoció, Nápolis, conocido como Deejay, fue capturado en octubre pasado por el delito de porte ilegal de armas, junto a otros dos venezolanos, portando una subametralladora Mini Uzi.