Perder a un ser querido de forma natural o por un hecho de violencia es un proceso doloroso que padecen los familiares de los difuntos, pero ese sufrimiento se incrementa cuando tienen que cancelar altas sumas para velar y darle cristiana sepultura. Así lo reseña laverdad.com
Por Juan José Martínez
Los costos funerarios tuvieron un alza tras las medidas del Ejecutivo. Los servicios funerarios evidenciaron ajustes acordes con la inflación. Sin embargo, el aumento principal no radica en la funeraria sino en el costo de los cementerios, donde las parcelas aumentaron su costo de manera desproporcionada.
Los familiares de los fallecidos llegan diariamente a la morgue y realizan el papeleo para retirar el cadáver de su ser querido. En el lugar se aprecian rostros de preocupación para poder concretar el engorroso camino de los trámites mortuorios y los familiares padecen por no contar con el dinero para los actos fúnebres de su ser querido.
Hay “cooperantes” que logra constatar, tras indagar en varias funerarias de la ciudad, que los precios actualmente oscilan entre cuatro y 10 millones bolívares. Este valor depende de la zona donde va ser velado el difunto.
Los acostumbrados novenarios en los casos más extremos quedaron en el pasado por varios factores: la escasez de productos, el elevado costo de los servicios y hasta la inseguridad. Hay familias que como alternativa hacen misas en honor a sus parientes fallecidos.
Casos más críticos
Si una familia no tiene recursos para los servicios fúnebres, la alcaldía o la gobernación de su jurisdicción están en la obligación de dar respuesta previa evaluación del caso, otorgando la urna y espacio en el camposanto.
Hay opciones como cremar el cadáver. Sin embargo, según los trabajadores del área, “se paga más” considerando que no hay gas para hacer las labores crematorias.
Un asistente administrativo de una reconocida funeraria local, indicó que este fenómeno afecta el suministro de insumos, material de morgue y la venta de ataúdes.
Cumplir los ritos funerarios en Venezuela, implica desembolsar, como mínimo, 21 salarios mínimos (195.258,9 bolívares), y hasta 52 cuando se requieren servicios adicionales a los establecidos en la ley.
La Asociación de Profesionales de la Industria Funeraria (Asoproinfu), son quienes hacen la estimación del costo básico, pero ese importe “depende de cada establecimiento que lo presta”.
La ley para la Regulación y Control de la Prestación de los Servicios Funerarios y Cementerios contempla, en su artículo 35, qué ítems debe incluir un servicio funerario básico.
El paquete incluye la preservación del cuerpo, asesoría en relación con las diligencias de ley, sala de velación y cafetería, un ataúd tipo Latouche (si se consigue), los traslados del cadáver, carro de acompañamiento y los utensilios de la velación si no es en capilla.
Los traslados son del sitio de fallecimiento a la funeraria y de allí al cementerio. Eso se hace en vehículos especiales, en el que cuenta con carros de lujo que tienen un costo mayor.
De esos servicios podría discriminarse el costo del ataúd. La urna para adultos modelo Catedral y elaboración MDF tiene un costo de dos millones 396 mil 780 bolívares, la preparación del cuerpo entre 500 mil y 700 mil bolívares, la asesoría en relación con las diligencias de ley en igual rango, y el restante del costo entre transporte, capilla y cafetería, más impuesto va sumando.
La escasez nacional también afecta el servicio funerario, tocando un elemento insólito: los féretros. “No hay producción de láminas de latón, materia prima principal de las urnas. La capacidad instalada de las compañías fabricantes no está operando a su máxima capacidad”, añade la fuente.
Un propietario de una funeraria, que pidió no identificarse, considera que el problema no es de costos, sino de poder adquisitivo. “¿Cómo hace un obrero que gane sueldo mínimo y que le sobrevenga una necesidad de enterrar un familiar, si solo la urna supera los dos millones?”, se pregunta en su pequeño negocio que hace velorios a domicilio.