Otra inocente perdió la vida en su núcleo familiar. Había sido abusada sexualmente. Tenía tan solo un año y 7 meses. La nueva tragedia sacude, además de las conciencias, a toda una barriada sureña. Es la segunda muerte que ocurre en dos meses, reseña Panorama.
La víctima se llamaba Naibeli González y los detenidos son su madre y su padrastro, Lignarys Quevedo Parra de 27 años y Oswaldo Sosa Torrealba de 35 años, informó la policía.
Naibeli presentó dificultades respiratorias por lo que fue llevada al Materno local, pero ya era tarde. La niña ingresó sin vida.
De acuerdo con la policía, la autopsia determinó que “la causa de la muerte fue por shock hipovolémico por hemorragia interna, lesión hepática producida con objeto contundente, trauma abdominal cerrado”. El informe reveló que la infante había sido abusada.
El diario La Verdad reseñó que la pequeña habría sido violada, al presentar una desfloración anal. También tenía el hígado desprendido y un trauma abdominal cerrado.
La golpiza de la niña ocurrió a la 1.00 de la tarde del pasado jueves, en la calle 9 del barrio Encantado, sector San Ramón, municipio San Francisco. Presuntamente habría sido su padrastro quien violó a la bebé en su último día de vida.
Vecinos de Quevedo, comentaron que golpeó a la bebé al no poder deshacerse de ella, como sus otros tres hijas, de cinco, seis, y siete años, a quienes regaló. A la menor intentó dársela a su abuela paterna, pero esta no aceptó.
Los moradores llevaron a la infante al Hospital Materno Infantil de San Francisco, donde falleció minutos después de su ingreso. Luego de un rato se presentó su madre con su nueva pareja. Al llegar los funcionarios de la Policía científica, la pareja les comentó que la bebé se había caído, versión que no creyeron al ver los moretones en el cuerpo de la bebé. De inmediato los llevaron detenidos a la sede del Cuerpo en Altos del Sol Amada.
Sosa intentó salir inocente de la situación, al decir que no se encontraba en el lugar cuando sucedieron los hechos, al instante lo desmintieron los vecinos, alegando haberlo visto.
Una mujer que dijo haberse hecho cargo de dos de las hijas de Lignarys, comentó que la muerte de Naibeli no podía quedar impune, su madre y su padrastro debían de pagar con cárcel la atrocidad que hicieron con ella. Como una obra del demonio etiquetaron el suceso.
Quevedo había comenzado a trabajar en el mantenimiento y la limpieza de la Alcaldía de San Francisco el pasado lunes. Conoció a Sosa cuatro meses atrás. A pesar del tiempo transcurrido, ningún vecino conoce mayor cosa de él.
La casa donde habitaba la pareja, está igual de descuidada que sus hijos, su seguridad constaba de apenas unas láminas de zinc que hacían de cerca perimetral, que iban y venían con el soplar del viento.