La Nochevieja es la última noche del año en el calendario gregoriano. Desde que se adoptó este anuario, en 1582, se suele celebrar esta festividad. Muchas culturas, que se rigen por otros calendarios, no realizan su tradicional celebración la noche del último día del año. Solo el 35 % de la población mundial conmemora el año nuevo el 31 de diciembre. Arabia Saudita, India, Irán, Israel y China, entre otros, no lo hacen. Los primeros en ver el año nuevo son los japoneses, esa noche preparan sopa de fideos antes de acudir a su ritual religioso. Ellos también se rigen por este calendario, pero los ritos alrededor del año nuevo no son cristianos.
En Venezuela, la tradicional celebración de la Nochevieja, por cuestión de costos, quedó reservada para los funcionarios del gobierno y sus amigos, únicos mortales que podrán disfrutar la cena de fin de año con aceitunas llegadas de Grecia, China y el Cáucaso; los aperitivos serán aceitunas aliñadas y al filo de las 12 de la noche degustarán las 12 uvas traídas de La Europa mediterránea. El régimen y sus adláteres destruyeron la viña venezolana, como consecuencia de ello, no hay uvas para preparar el vinito de los pobres. Las hallacas con sus ingredientes completos, pan de jamón, pernil, ensalada de gallina, son unos miembros extintos de la cena de fin de año, sin hablar del aceite de oliva, fruto de las aceitunas, prometido por el fallecido, pero que nunca llegó a los hogares pobres.
En algunos lugares de nuestro país, para continuar la tradición, se estarán sustituyendo los tradicionales productos de la cena de Nochevieja por conejos traídos de Rusia y China, ovejas, iguanas marabinas y falconianas, caballos, perros y gatos. En Falcón, por ejemplo, entre Pecaya y Pedregal, donde existe una cría silvestre de iguanas, se cuentan por docenas las que han desaparecido para ser utilizadas como sustituto de la carne de chivo, res, cochino y el queso, productos que se encuentran fuera del alcance de los pobres. Algunos aseguran que las hallacas de iguana son tan sabrosas como las mejor condimentadas. “La iguana asada puede sustituir al costoso pernil”, dice el zoólogo Cosme Márquez, quien lidera proyectos de conservación de estos saurios en la Sierra de San Luis.
Otros técnicos en la materia sostienen que al ser animales de sangre fría, no despilfarran la energía de los alimentos y mantienen constante su temperatura, como vacas y pollos. “Como no podemos consumir una cena de Nochevieja por los altos precios, decididamente, todos deberíamos convertirnos a una dieta más reptiliana, o insectívora”, apunta el criador de iguanas y conejos Adelis Romero, quien señala que la carne de iguana es muy sana porque tiene un 80% menos de grasa y colesterol que la de pollo. La situación económica en Venezuela es tan terrible que en Nochevieja no se podrá brindar con champaña, sidra, whisky o vino, además, por el camino que van los precios, tampoco se podrá hacer con cerveza. Ojala que el cocuy de penca logre ser un sustituto confiable de estas bebidas espirituosas y asi, de paso, ponemos un granito de arena para el rescate y fortalecimiento de la industria nacional.
Con este artículo cierro el ciclo correspondiente a este año e informo que con él, he arribado a mi escrito 416, equivalente a 416 semanas y a 8 años de escritura semanal. Llegado este momento, debo dar gracias a Dios, nuestro Señor: por haberme permitido completar un año mas, por fortalecer mis principios éticos y morales y por mantener mi espíritu enrumbado hacia la busqueda de un mejor futuro para nuestra amada Venezuela. Dentro de las grandes crisis, también hay grandes oportunidades. No perdamos la fe y tampoco la esperanza. ¡Feliz año nuevo, apreciados lectores!
Coordinador Nacional de IPP-GENTE
@alvareznv