Tuvo que morir para que comenzaran a tomarlo en serio. Óscar Pérez, de 36 años, irrumpió ante la opinión pública venezolana tratando de inspirar un movimiento insurreccional contra el régimen de Nicolás Maduro que era visto con desconfianza por algunos y abiertamente rechazado por otros. Así lo reseña elnuevoherald.com
Por Antonio Maria Delgado
Y cuando aún está por verse si el ejemplo de Pérez logra inspirar la insurrección por la que arriesgó la vida, su muerte terminó convirtiéndose en la perfecta ilustración de los extremos con que el régimen está dispuesto a usar la violencia para evitar que eso suceda.
“La muerte de Óscar Pérez mostró ante el mundo la verdadera naturaleza del régimen”, dijo en una entrevista telefónica el ex presidente colombiano Andrés Pastrana.
“Al ver en vivo y directo la ejecución de Óscar Pérez, cuando éste ya se había rendido y estaba dispuesto a no disparar, el mundo se dio cuenta cómo una narcodictadura viola las normas del derecho internacional, comete crímenes de lesa humanidad y está dispuesta a matar a los opositores”, dijo Pastrana.
Imágenes del asalto perpetrado contra Pérez, en que se usaron lanzacohetes y armas de guerra, circularon a través de las redes sociales, estremeciendo a los venezolanos y traspasando las fronteras del país sudamericano.
En varios de los videos, grabados por el propio Pérez, mientras la vivienda en la que estaba era agujereada por ráfagas de armas de guerra, se veía al policía, en ocasiones con el rostro ensangrentado, manifestando su decisión de entregarse.
“El Carnicero”, así se refirió a Maduro el diario alemán Spiegel Daily, unidad de la afamada revista Der Spiegel.
“Una masacre ordenada”, fue el termino utilizado por más de 20 ex jefes de Estado y de Gobierno de España y Latinoamérica al condenar las acciones de la “dictadura de Nicolás Maduro Moros”.
Pero para muchos venezolanos fue sólo después que pudieron ver esas imágenes que llegaron a convencerse de la autenticidad de Pérez, un piloto de helicóptero que también fue actor de cine.
Incluso durante el asalto armado en que perdió la vida, algunas de las personalidades de la oposición que moldean opiniones a través de las redes sociales insistían que Pérez era en realidad de un elemento infiltrado del régimen de Maduro que había montado un show con actos propagandísticos para confundir a la población.
“Para muchos, la irrupción de este personaje resultaba más bien cantinflérica”, opinó el sociólogo Rafael Revilla, al agregar que las acciones del policía durante los meses que duró su actividad de insurgencia en realidad no tuvieron la suficiente contundencia como para elevar su imagen hasta convertirla en una figura mítica.
Pérez había aparecido previamente ante la opinión pública como protagonista de la película venezolana Muerte Suspendida, estrenada en el 2015, donde hizo el papel de un funcionario del cuerpo policial de investigaciones científicas CICPC, donde trabajaba en la vida real.
En la película cargada de acción, el actor aparece como una especie de Rambo que tras múltiples persecuciones, vuelos de helicópteros, combates cuerpo a cuerpo y tiroteos logra la liberación de un empresario secuestrado.
Pero fue el vuelo en helicóptero en el 2017 sobre la sede del Tribunal Supremo de Justicia en Caracas —en el marco de las masivas manifestaciones de protestas contra el régimen— lo que en realidad llevó a Pérez a la fama.