Es un hecho universalmente aceptado que en este país mataron el Derecho como instrumento de regulación de la vida en sociedad, de las relaciones entre los ciudadanos y de éstos con el estado-gobierno. Como suele acontecer todo está en manos de los caprichos y desviaciones de los dueños del poder, de sus corruptelas y probada ineficacia. Quizás este sea uno de los factores que me llevan a expresar el duelo enorme que genera la desaparición de dos conocidos juristas. Me refiero a los eminentes doctores en Derecho de mucho prestigio, René De Sola y Ángel Bernardo Viso. Para sus familiares y relacionados, un fuerte abrazo solidario. A quienes siguen sus pasos, por favor, no vacilen en cuanto a la valoración de la Justicia y a la lucha para tenerla siempre presente.
Por lo demás, hay cosas demasiado obscuras en la relación entre el alto gobierno y algunos de los voceros de la oposición que asumen la representación de la MUD. La posición del régimen es conocida. Representan los intereses de una dictadura dispuesta a hacer todo lo necesario para mantenerse en el poder a cualquier precio. No lo esconden. Actúan en consecuencia con total impunidad. Por otro lado, para algunos voceros “opositores” tal situación no pareciera importarles ni moverlos a diseñar una estrategia en sentido radicalmente contrario. Es decir, liquidar la dictadura en el menor tiempo posible. Uno tiene la impresión de que el objetivo que los anima es sobrevivir, conservar o ampliar algunos espacios con actitudes de convivencia con el régimen al margen de los verdaderos intereses de la nación. Esto es inaceptable. De allí la necesidad de poner todas las cartas sobre la mesa. Así sabremos a qué atenernos sin prolongar la actual incertidumbre.
Los más importantes países del continente americano y la Unión Europea -28 naciones importantísimas-, han expresado con claridad su rechazo al régimen. A Maduro, a la inconstitucional constituyente, a las “negociaciones” de Santo Domingo, a la reciente convocatoria a elecciones presidenciales adelantadas con el mismo tufo fraudulento que conocemos, al asesinato de Oscar Pérez y acompañantes y, en fin, a muchas cuestiones que los negociantes silencian para creciente preocupación de nuestra parte.
En el país asoma una creciente impaciencia porque no se hace lo que hay que hacer, no se enfrentan los verdaderos problemas y vergüenza por sentir que nos dejamos manejar para evitar enfrentamientos.
Me cuesta hablar en estos términos. Lo hago para evitar confusiones. Recomiendo seguir de cerca los mensajes de la Conferencia Episcopal y de nuestros prelados a lo largo y ancho del país. En ellos va una dosis cierta de verdad y esperanza.
@osalpaz