La luna se tiñó de color rojizo debido a un eclipse lunar total que ocurrió además cuando el satélite se encuentra en el punto más cercano a la Tierra, un fenómeno seguido por millones de personas en medio mundo.
EFE
Esta jornada coincide además, en algunos lugares, con la segunda luna llena del mes, un triple evento que algunos han bautizado como el eclipse de la “superluna de sangre azul” y que se observa principalmente en Norteamérica, el Pacífico, Asia y Oceanía.
En España, así como en gran parte de Europa occidental, Sudamérica y África, no puede apreciarse prácticamente.
Con las condiciones atmosféricas propicias, los interesados pudieron ver cómo la luna se tiñó de color cobrizo sin necesidad de usar gafas especiales, como en el caso de los eclipses solares.
Los eclipses lunares ocurren cuando la Tierra se encuentra entre el Sol y su satélite, lo que es visible desde los lugares donde la Luna esté sobre el horizonte en el momento del fenómeno.
Durante la totalidad, la luna entera se encuentra dentro del cono de sombra aunque no desaparece de vista, sino que adquiere una tonalidad rojiza, razón por la que algunos medios y en la redes sociales la hayan bautizado como “luna de sangre”.
Esto ocurre porque la Luna refleja la luz roja del Sol refractada por la atmósfera terrestre, que solo filtra los componentes azules.
El eclipse coincidió con una “superluna”, que es cuando el satélite terrestre se encuentra en su perigeo, cómo se denomina a su punto más cercano a la Tierra (apogeo es el más lejano).
El tercer fenómeno simultáneo en gran parte del planeta es que se trató de la segunda luna llena del mes -lo que en inglés llaman la “luna azul”, aunque no tenga nada que ver con ese color-, un fenómeno que ocurre de media cada 2,7 años.