Maduro insiste en querer salir del hueco en donde se encuentra él y sus compinches, corriendo hacia adelante, pretendiendo que con unas elecciones fraudulenta sin partidos de oposición, apoderado del árbitro electoral, el podrá “ganar” las elecciones y ser reconocido internacionalmente.
La verdad es que Nicolás sabe que sólo de este modo él puede intentar evadir una derrota segura, garantizada por la situación hiperinflacionaria, el desabastecimiento, la escasez, la extrema precariedad del sistema de salud, la inmensa pobreza en que se ha hundido la población, el descomunal rechazo de la población que ya a finales del año pasado se acercaba al 90%.
Ahora bien, el tema actual no es sólo es que el sistema electoral es tramposo, porque siempre lo fue, el problema es que ahora agrega elementos de fuerza que se ensayaron en las pasadas elecciones regionales que intentan secuestrar el voto de un importante sector de la población agrupada bajo el carnet de la patria y los clap, anulándoles el secreto del voto con el mecanismo del carrusel, este mecanismo será perfeccionado para garantizar por extorsión dirigir el voto hacia Nicolás, se espanta a los testigos de la oposición con la amenaza de los colectivos, se impide el voto opositor con cambios arbitrarios de los centros de votación de los electores a sitios inaccesibles y por si fuera poco el propio sistema de voto electrónico es verdaderamente una caja de brujo manejado exclusivamente por rectores absolutamente cuadrados con el PSUV.
La respuesta a todo este tiovivo de trampas del mundo internacional ha sido simple y contundente: anunciar desde ya el carácter fraudulento de todo el proceso que se produce cuando el régimen, la oposición con el respaldo de Cancilleres del Grupo de Lima negociaban en República Dominicana. La Comunidad Internacional democrática no va a reconocer el resultado de unas elecciones trucadas y donde el ganador esta cantado de antemano por un CNE parcializado.
Esta declaratoria deja a Nicolás no sólo sin nada, sino que lo termina de consolidar como un dictador de manera abierta, donde deja su último hilo de legitimidad, situación en donde desde hace tiempo todos los factores democráticos internos y externos lo querían colocar. Ahora él se mete por sus propias acciones donde nunca quiso estar.
Nicolás de esta manera nunca podrá recuperar la posibilidad de ir a los mercados internacionales, con la gravedad de que sus supuestos aliados externos no lo pueden ayudar con recursos frescos. Lo que va a generar es que las divisiones internas dentro del chavismo-madurismo se harán cada más incapaces de soportar las presiones de la poliorcética internacional y lo acercara más a su salida del poder, abriendo la posibilidad de recuperar la senda democrática.
Pedro Vicente Castro Guillen @pedrovcastrog