La decisión de Nicolás de ir a unas “elecciones” de ratificación de su dictadura le está resultando un error tan grave o más que la imposición fraudulenta de la asamblea comunal. Un acto a contramarcha de lo que le pedía tanto los nacionales como la Comunidad Internacional democrática abanderada por el grupo de países Latinoamericanos que componen el grupo de Lima. Es decir, una negociación limpia que respetara a la letra el texto constitucional del 99. Pero como el asunto no es jurídico sino político, el presidente juega a arrebatar, a querer saltarse a la torera toda norma mínima de convivencia interna e internacional.
La jugada lo conduce a un agudizamiento de las contradicciones internas y al ahondamiento de la crisis política, institucional y militar que carcome de manera acelerada las bases del régimen. Por lo pronto, Nicolás trata de poner parches a lo interno de sus propias filas. Silencia a Diosdado sacando su programa del aire y legaliza su nuevo partido político “Somos Venezuela” con Delcy Rodríguez como su conductora máxima. Las bombas de achique de la nave chavista-madurista se hacen insuficientes ante tanto nivel crítico de contradicciones que empujan todo el proceso hacia el abismo.
El chavismo en medio de un proceso hiperinflacionario, ahogado por el asedio internacional que le impide recurrir al mercado internacional para conseguir auxilio financiero, miembro de una comunidad que sólo hará declaraciones floridas de solidaridad pero que acatará como lo hizo Nicaragua las interdicciones dictadas por el imperio; no se le ocurre otra cosa que un popurrí de bonos cada uno más descabellado que otro, que testimonian el enorme fracaso económico y social del régimen, y que terminaran elevando a la estratosfera la ya insoportable inflación que acosa, agobia y empobrece a todos los venezolanos.
La oposición debe debatir con mucha frialdad, tomando en cuenta el deshilachamiento del chavismo y la decisión de la Comunidad Internacional de ponerle fin al régimen chavista-madurista, el asistir o no asistir a las elecciones fraudulentas convocadas por Nicolás. Para cualquiera de los casos ir o no ir debe guardarse de no contradecir la estrategia internacional y además debe también producir una política que evite luego el desencanto de la política y el desapego a las organizaciones partidistas.
La estrategia a seguir debe ser dictada por la necesidad de restituir lo más rápido posible la institucionalidad democrática y de dar una urgente solución al grave problema humanitario que hoy vive el país. Frenar la sangría de nuestra población que huye del seno nacional para embarcarse en la aventura incierta de una emigración provocada por el carácter protervo del régimen que no guarda escrúpulo alguno en su deseo de permanecer eternamente en el poder.
El régimen chavista-madurista quiere aparentar una fortaleza que sólo existe en las pantallas del sistema nacional de medios públicos, la realidad es otra, es por ello que la Unidad política de la oposición es otro fundamento necesario para salir de este régimen y para reconstruir la institucionalidad Republicana y Democrática.
Pedro Vicente Castro Guillen @pedrovcastrog