En el medio de la más espantosa crisis económica, política y social de toda nuestra vida republicana, la Venezuela de hoy está sumida en un gran desconcierto. Luego de abandonar una agenda de calle donde los ciudadanos tuvieron como uno de sus logros cívicos más importantes una Consulta Popular el 16 de julio de 2017, los venezolanos parecemos haber perdido el rumbo.
Por una parte, la Venezuela política – la MUD y su nuevo Frente- nos dicen que debemos exigir condiciones para ir a un proceso electoral con el régimen, colocando eso como solución a los graves problemas del país; y por otra parte se nos dice que debemos abstenernos de una manera militante, saboteando un proceso que todos vemos como fraudulento. Sin embargo en ambos casos, no se le dice al país como asististendo o no a un proceso electoral se resuelve la crisis terminal venezolana; y tampoco nadie explica cómo nos quitamos de encima una Asamblea Nacional Constituyente del gobierno con poderes supremos, que hace y deshace a su arbitrio, a la orden de un gobierno extranjero y del régimen, y a la que deberá someterse un supuesto próximo Presidente de la República, pudiendo esperarse su segura juramentación ante esa Constituyente considerada por el mundo entero como írrita, ilegal e inconstitucional.
Los venezolanos han perdido su fe y confianza en que la clase política este a la altura del problema que tenemos. Pero la agenda y el debate público sigue estando entre ir o no ir a votar. ¿Qué es lo que está pasando? ¿Quién establece esa agenda del país? ¿Por qué solo debemos debatir eso? ¿Es que no hay otras opciones que considerar?
Y ciertamente me ha parecido muy extraño que solo “existan” en el debate público las propuestas que referencian a las elecciones – o su negativa- como solución del problema del país y no otras igualmente democráticas y constitucionales, que apunten al centro del problema político, discutiendo las fórmulas para disolver esa Asamblea Constituyente inconstitucional del gobierno, como por ejemplo un Plebiscito o Consulta Popular, o un Referendo, antes siquiera considerar algún nuevo proceso electoral.
Existen grupos y generadores de opinión pública muy importantes que deliberadamente están ignorando y/o rechazando el tema, haciendo que se sepulte un debate tan importante en un océano de electoralismo estéril que alarga el sufrimiento de los venezolanos. Y si a eso le añadimos lo que muchos esperan, una intervención militar extranjera, la agenda de la opinión pública se hace aun más enrarecida y compleja.
Solo entendiendo un problema es que se puede comenzar a transitar por una solución. Veamos la siguiente definición:
“La “teoría de la fijación de la agenda”, también conocida como teoría del “Agenda Setting” postula que los medios de comunicación de masas tienen una gran influencia sobre el público al determinar qué asuntos poseen interés informativo y cuánto espacio e importancia se les da. El punto central de esta teoría es la capacidad de los medios de comunicación para graduar la importancia de la información que se va a difundir, dándole un orden de prioridad para obtener mayor audiencia, mayor impacto y una determinada conciencia sobre la noticia. Del mismo modo, deciden qué temas excluir de la agenda…” (ver Teoría del establecimiento de la Agenda, en https://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_del_establecimiento_de_la_agenda).
De acuerdo a esta teoría de la comunicación, la respuesta del porqué algo es importante o no para la población se halla en los medios masivos de comunicación y de aquellos que fijan la opinión. Esto parecería obvio pero no lo es. Siendo este un concepto tomado como probado y universal, la Agenda Setting en nuestro país siempre ha sido guiada por pocas personas y/o medios. Lograr que lo que se discuta en el país esté en la agenda publica pasa por convencer a esos “generadores de opinión” que el tema es importante.
En una época próximo pasada, programas como Aló Ciudadano y Buenas Noches en Globovisión, generaron gran parte de esa Agenda Setting de Venezuela. Programas importantes de opinión de anclas reconocidas de radio y televisión también formaban parte de la creación de esa agenda política y en cierto grado todavía lo siguen siendo, aunque estén muy disminuidos.
Al irse imponiendo la “hegemonía comunicacional” del gobierno gran parte de la Agenda Setting se ha trasladado a generadores de opinión por la vía de programas de video/audio digital y su difusión a través de las redes sociales, pero siempre de la mano de pocos operadores con credibilidad, sin dejar de lado los pocos medios impresos de importancia que quedan de cobertura nacional de tendencia opositora que aun no han cerrado sus puertas, como El Nacional y otros de relevancia.
Es de una importancia clave que estos operadores de la comunicación social estudien y den cabida a nuevas formas alternativas de solución al problema político sin esperar que sea “noticia” primero, sino que por el contrario, sean ellos los que creen esa realidad alternativa al dar cabida a esas nuevas propuestas por encima de los deseos interesados de una claque política que se niega a morir y que ha demostrado con creces no querer una solución para el país.
Muchas personas me han indicado que la propuesta plebiscitaria de la Alianza Nacional Constituyente-ANCO no se conoce y que requerimos de montañas de dinero para hacerla llegar a la gente. Y yo me pregunto: ¿es que debemos tener uno o varios mecenas, o contar detrás con millonarios a la vieja usanza que esperen cobrar favores políticos futuros para poner en la agenda del país algo que va en el beneficio de todo el mundo? Estaría de acuerdo que necesite dinero para impulsar la candidatura de alguien porque eso estaría en el interés de esa persona o grupo político. Pero ¿es la misma situación cuando la propuesta es por el interés del país?
Del debate de lo que está en la agenda es que se establece el curso de acción de lo que terminara pasando en Venezuela. Pero si ni siquiera está en la agenda de la discusión pública la posibilidad de que el pueblo decida su destino a través de un Plebiscito, mucho menos ésta será considerada por la ciudadanía pensante como una solución real del problema del país. De allí que crea hay manos peludas interesadas en dejar fuera de esa agenda este tema crucial para Venezuela. Y esas manos peludas si están llenas de dinero para lograr eso, con lo cual el problema se magnifica.
En todos los foros públicos alrededor del país donde hemos debatido la posibilidad de un Plebiscito o Consulta Popular, invariablemente y sin distinción de tendencia política, todos han coincidido en que es ciertamente una solución alternativa incluyente, democrática y constitucional para la crisis venezolana. Pero hay que agendarla para su debate y discusión general. Ojalá que así llegaran a pensar quienes en la actualidad fijan la agenda política del país. Tal vez en sus manos este el destino de Venezuela…
Caracas, 15 de Marzo de 2018
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