El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ganó hoy un respiro ya que no podrá ir preso hasta que el Tribunal Supremo concluya el próximo 4 de abril el análisis del “habeas corpus” solicitado por la defensa para evitar su encarcelamiento inmediato.
EFE
Por 6 votos a 5, la Corte Suprema del país pospuso su decisión sobre el “habeas corpus” preventivo a Lula, quien deberá esperar hasta después de la Semana Santa para saber si será arrestado tras la condena en segunda instancia por corrupción o podrá agotar los recursos en libertad.
El pleno también atendió un pedido de la defensa al conceder a Lula una medida cautelar para evitar una “implementación automática” de la prisión hasta que se concluya el análisis del “habeas corpus”, lo que supone un balón de oxígeno para el antiguo sindicalista que gobernó Brasil entre 2003 y 2010.
El Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región de Porto Alegre, que condenó a Lula en segunda instancia a 12 años de prisión, tiene previsto analizar el próximo lunes los recursos presentados por la defensa en esa instancia.
En caso de rechazar todas esas apelaciones, el exmandatario corría el riesgo de ir preso en los días siguientes.
No obstante, la cautelar otorgada por el Supremo da una tregua a Lula, quien se encuentra de gira por el sur de Brasil para defender su inocencia mientras su equipo de abogados busca evitar su encarcelamiento.
En 2016, la Corte Suprema autorizó que una sentencia pueda ser ejecutada una vez concluyan todas las apelaciones en segunda instancia y aún cuando haya posibilidades de otros recursos en instancias superiores, pero la decisión fue cautelar y estaba abierta a interpretaciones.
En un discurso en el municipio de Palmeira das Missoes, en el estado brasileño de Río Grande do Sul, Lula evitó hacer comentarios sobre la decisión tomada hoy por el pleno del Supremo y se limitó a pedir “justicia”.
“Yo no soy mejor que nadie. La única cosa que quiero es que los jueces se entreguen al mérito de mi proceso”, sostuvo el exmandatario, quien estuvo respaldado por su sucesora en la Presidencia, Dilma Rousseff.
Mientras Lula avanza con su gira por Brasil, decenas de simpatizantes y detractores del exmandatario se concentraron hoy a las puertas del Supremo, en Brasilia, con mensajes cruzados de “Lula Libre” y “Lula en la cárcel”.
En Sao Paulo, contrarios a Lula desplegaron carteles para presionar a los jueces del Supremo y pedir la prisión de los condenados en segunda instancia, entre ellos el extornero mecánico, quien hoy reiteró su deseo de ser candidato en las elecciones presidenciales del próximo octubre.
“Si el PT (Partido de los Trabajadores) me lo permite quiero ser candidato y probar que podemos volver a hacer al pueblo sonreír, a hacer el país crecer, a dar empleo y oportunidades a las personas”, añadió el dos veces presidente de Brasil, quien lidera todas las encuestas de intención de voto con un amplia ventaja.
No obstante, la carrera electoral de Lula cuenta con varios obstáculos, entre ellos la cárcel, y por otro lado, su postulación podría ser impedida por el Tribunal Superior Electoral (TSE) entre julio y agosto.
Además de la pena a 12 años de cárcel, el ex jefe de Estado enfrenta otros seis procesos judiciales, la mayoría de ellos por corrupción, unas imputaciones que han puesto contra las cuerdas al líder político más popular de Brasil.
En medio de su batalla judicial, un juez de primera instancia de Brasilia marcó recientemente para el próximo 21 de junio el interrogatorio a Lula en uno de esos procesos aún en desarrollo.
En ese caso se le acusa de interceder ante su sucesora, Dilma Rousseff, para mantener un incentivo fiscal para empresas automotrices a cambio de sobornos y para que el Gobierno atribuyera a la empresa sueca Saab una licitación para la compra de 36 aviones caza.