El desplome del Gobierno de Nicolás Maduro y la instauración de un nuevo régimen ¿Un hecho probable o posible?, por @MichVielleville

El desplome del Gobierno de Nicolás Maduro y la instauración de un nuevo régimen ¿Un hecho probable o posible?, por @MichVielleville

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En el campo de la literatura politológica una gran parte de la reflexión teórica suele concluir que sólo los procesos de cambio de regímenes políticos que disponen de un amplio margen de obediencia y apoyo, durante un lapso de tiempo dilatado, cuentan con una probabilidad significativa de reducir su riesgo de fracaso y pérdida de respaldo en la comunidad política. No obstante, los avances en los análisis han revelado también que a pesar de que algunos proyectos de sustitución de regímenes dispongan de elevadas probabilidades de ejecución y consolidación, en un tiempo determinado, las intervenciones de algunos elementos políticos fundamentales pueden reducirlas, modificando así absolutamente cualquier panorama.

Entonces, puede decirse que el éxito (o fracaso) de los cambios de regímenes políticos estará agnado a fortaleza institucional, así como también al comportamiento de los actores claves, con capacidad de influencia para condicionar la dinámica política. De un lado, esa fortificación institucional se encontrará representada por las herramientas democráticas que se encuentren a disposición de determinada sociedad, para canalizar sus conflictos. Mientras que, por otro lado, la dimensión referida al desempeño de actores claves se enfocará en el papel del individuo; esto es, en la capacidad de liderazgo, para gerenciar un entorno complejo y discernir las oportunidades que faciliten el proceso de modificación, o de bloqueo del cambio (cuando no se actúa como se previó desde un principio).

Justamente, en sintonía con la terrible crisis económica, política, y humanitaria por la cual atraviesa el país, en el clima de la opinión pública, se muestra como un evento muy probable el desmantelamiento del Gobierno de Nicolás Maduro; esto es, la sustitución de la clase política gobernante en razón del descontento y la pérdida de legitimidad en el sistema político y en la comunidad internacional. Pero al hacer un examen al nivel de liderazgo de los sectores democráticos, visto este como la capacidad de conducción del interés público general, entonces tendríamos que sería un elemento político importante a considerar; sobre todo si se hace un recuento de la percepción pública con la cual evalúa el electorado promedio de tendencia opositora a los actores que han asumido el rol de representarlos en el espacio público: la inexactitud en el planteamiento de una estrategia unitaria, y la ausencia de acciones concretas en el plano inmediato, pudiese contribuir a revertir aquel pronóstico inicial; a partir de lo cual sería casi imposible el desarrollo de un escenario de cambio del sistema político, como un hecho factible, de no concretarse determinadas modificaciones.

Dicho con otras palabras, el desplome del Gobierno de Nicolás Maduro y la instauración de un nuevo régimen será probable, siempre que la fortaleza institucional manifieste la capacidad de la forma de gobierno democrática para resolver conflictos de manera procedimental y sobre la base del respeto a la soberanía popular; pero también en la medida en que se considere determinante la participación de los actores políticos en el proceso de transformaciones.

Con relación a esto último, parece que algunos de los actores con capacidad de influencia no están al tanto de su verdadero rol en el proceso de ejecución de cambios. La historia revela que en las transformaciones políticas fue posible la metamorfosis sólo cuando muchos de los participantes fueron conscientes de las implicaciones finales de sus acciones. Siempre hubo momentos cruciales en los cuales se plantearon oportunidades para que determinadas acciones modificaran el curso de los acontecimientos y, así, se redujeran las probabilidades de concretar algún tipo de transiciones.

Por lo tanto, el esfuerzo deberá estar colocado en insistir en que los líderes democráticos inmersos en los vaivenes del acontecer político cotidiano puedan inspirar confianza; un elemento que sólo podrá ser consecuencia de la percepción de honestidad y de la coherencia política en el discurso. Los ciudadanos todavía mantienen su nivel de expectativas sobre los actores políticos fundamentales, pero todo dependerá de la capacidad para afrontar los riesgos y de la habilidad para tomar decisiones.

El Gobierno de Maduro con su comportamiento y su supuesto “discurso crítico” al orden social, político y cultural existente lo que trata de aducir es que, si la democracia no puede servir en un lapso inmediato como mecanismo para provocar una transformación de la realidad a conveniencia, no merece fidelidad y debe ser sustituida. Lo que quizá no entienda es que la opción no es cambio “revolucionario”, planteado como gabela; y más si llegara a tomar en cuenta el nivel de consciencia política con la cual todavía cuenta el pueblo venezolano, otrora forjador de su propio destino y de su libertad.

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