Un ciclo de sanciones latinoamericanas a Venezuela avista su más alta posibilidad. Esta semana, Panamá se convirtió en el primer país latinoamericano en imponer sanciones al régimen venezolano. Primeramente, configuró una lista conformada por 55 personas naturales y 16 jurídicas encabezado por el propio Nicolás Maduro. Pero además el Ministerio de Economía y Finanzas de Panamá informó que emitió dos resoluciones en el marco de sus medidas para prevenir el blanqueo y la financiación del terrorismo. Una de ellas para la adopción de las listas publicadas por otros países de personas venezolanas políticamente expuestas.
Se trata de la resolución 02-018, que recomienda a los sujetos obligados financieros y no financieros adoptar políticas y procedimientos de debida diligencia a transacciones relacionadas a personas naturales o jurídicas o beneficiarios finales de ciudadanos venezolanos que sean o pudieran estar políticamente expuestas, indicó el Ministerio.
La medida de Panamá, de esta manera, abre un nuevo ciclo de posibles sanciones latinoamericanas a Venezuela, previsibles dado el contexto reciente de la crisis venezolana. El colapso financiero y la hiperinflación convierten a Venezuela en una zona de desastre económico. La crisis ya no pertenece sólo a Venezuela. Los refugiados y migrantes fluyen hacia los países vecinos. Las epidemias y el crimen violento también permean las fronteras. Por ende ponen en peligro la estabilidad de la región y empresas como el frágil proceso de paz colombiano en las regiones fronterizas, por sólo mencionar una de ellas.
¿Por qué unas sanciones latinoamericanas al Gobierno de Venezuela?
La turbulencia política venezolana del 2017 ha magnificado el sufrimiento que padece el país y la dificultad de encontrar soluciones. El gobierno logró extinguir la protesta civil. Asimismo, despojó de su poder a la Asamblea Nacional opositora y estableció una ilegítima Asamblea Nacional Constituyente con autoridad sobre todas las instituciones venezolanas.
De este modo, el progresivo autoritarismo de los últimos años de Hugo Chávez y los primeros años del régimen de Maduro hizo metástasis hacia un abierto abuso partidista de las instituciones estatales y judiciales. El incumplimiento a gran escala de la deuda externa está a la orden del día. Y lo más doloroso, la escasez de alimentos y medicinas han llevado a sus connacionales a un drama humanitario de proporciones históricas.
Los vecinos de Venezuela, que una vez optaron por mantenerse al margen de sus tensiones internas, hoy enfrentan una catástrofe en sus fronteras. El deterioro del sector público ha dejado una marca profunda en las regiones periféricas. En su afán por obtener divisas fuertes, el gobierno ha destinado más de 100.000 kilómetros cuadrados para minería. Allí la falta de regulación fomenta la colusión entre militares, criminales y guerrillas. Asimismo, los migrantes más pobres quedan relegados a ganarse la vida como puedan en regiones muy pobres. Y enfermedades erradicadas como malaria, el sarampión y la difteria, también han regresado.
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