El presidente panameño, Juan Carlos Varela, afirmó este jueves que el desafío de la VIII Cumbre de las Américas, que iniciará este viernes en Perú, será “retomar la agenda” de unidad continental “fortalecida en Panamá”, que acogió la histórica edición anterior de la cita continental. EFE
“Hace 3 años Panamá fue anfitrión de una histórica Cumbre de las Américas, donde se avanzó en la unidad de la región; la Cumbre de las Américas en Lima tendrá el reto de retomar la agenda fortalecida en Panamá”, escribió en su cuenta de Twitter Varela, quien viajó este jueves a Lima junto a una comitiva oficial.
La Cumbre de Panamá estuvo marcada por la histórica participación de Cuba, que entonces abrió un nuevo escenario de “unidad y diálogo continental”, aunque el encuentro terminó sin que se firmara un documento de consenso debido a la controversia entre Estados Unidos y Venezuela.
La presencia del líder cubano, Raúl Castro, y la reunión que posteriormente sostuvo con su entonces colega de Estados Unidos, el demócrata Barack Obama (2009-2017) fueron sin duda los momentos estelares de la cita continental.
“En medio de la diversidad y pluralidad política (…) hemos facilitado un diálogo franco y respetuoso (…) no hemos pretendido unanimidades”, dijo al clausurar la cita Varela, quien reconoció que “en los aspectos políticos fue donde hubo diferencias”.
La llegada del republicano y magnate inmobiliario Donald Trump al a la Presidencia de Estados Unidos puso un freno a la nueva etapa en las relaciones de Washington y La Habana.
Trump prometió durante su campaña electoral endurecer la política hacia Cuba y, aunque no ha llegado a cortar las relaciones diplomáticas, retomadas bajo el mandato Obama, sí ha dejado claro que apoya mantener el embargo económico impuesto hace más de medio siglo a la isla.
Por otra parte, las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos se encuentra en niveles muy bajos.
Desde que Trump llegó a la Casa Blanca ha sancionado a una veintena de dirigentes chavistas, entre ellos al presidente Nicolás Maduro y a su vicepresidente, Tareck El Aissami.
Trump suspendió su participación en la Cumbre de Lima para coordinar desde Estados Unidos la respuesta al presunto ataque químico en Siria, pero analistas y observadores lo interpretaron como una clara señal de la falta de interés en la región.
A mediados de febrero Perú retiró la invitación a Maduro y se acogió a lo dicho por los catorce países de la región que conforman el Grupo de Lima y otras naciones, incluyendo Estados Unidos, que vetaron la presencia del gobernante echando mano de la Declaración de Quebec del 2001.
El Grupo de Lima no reconoce la Asamblea Nacional Constituyente venezolana ni las elecciones presidenciales anticipadas del 20 de mayo, en las que Maduro busca la reelección y en las que no participa la oposición. EFE