Los rasgos faciales de los habitantes de la milenaria cultura tiwanaku, que vivieron alrededor del lago Titicaca, comenzaron a salir a la luz pública en Bolivia, tras una reconstrucción de tres cráneos alargados, incluido el de un niño.
Un equipo de investigadores dirigido por el antropólogo forense Luis Castedo trabajó varios meses sobre las osamentas de tres varones, dos adultos y un niño: uno de 25 a 35 años, otro de 33 a 45 años y el infante de 2 a 4 años, para conocer cómo eran las fisonomías de los habitantes de la milenaria cultura, también conocida como tiahuanaco y una de las más antiguas de Sudamérica.
El investigador muestra a la AFP los rostros con el cráneo alargado típico en la cultura tiwanaku, y que era el resultado de un lento proceso de ejercer presión en las cabezas con el uso de fajas de cuero o textil. “Tenían el fin de diferenciar las castas sociales”, explica Castedo.
Los pómulos están saltados y la parte de la frente ligeramente achatada, resultado de la presión mecánica. “Vemos que tiene una formación tubular erecta”, explica el especialista, quien dice que no se tienen datos de quiénes fueron.
El jefe de la Unidad de Arqueología del Ministerio de Cultura, José Luis Paz, informó por su parte que los cráneos “fueron exhumados entre las décadas de 1950 y 1970”, bajo la dirección del más importante antropólogo boliviano, Carlos Ponce Sanjinés, uno de los pioneros en desvelar milenarias culturas.
Fue el ministerio de Cultura el que tomó la decisión de buscar reconstruir la fisonomía de los tiwanakotas, antecesores de los aymaras y los quechuas.
El viceministro de Descolonización, Félix Cárdenas, destacó que el trabajo realizado busca recuperar la historia de identidad del país, “de quiénes somos y de dónde venimos”.
“Este trabajo nos ayudará a entender por qué estas fisonomías de nuestros mayores son diferentes y a partir de eso entender por qué nosotros somos así, porque somos descendientes de los tiwanakotas”, dijo el funcionario.
Tiwanaku, con su capital del mismo nombre, surgió a orillas del peruano-boliviano lago Titicaca en el año 1.580 a.C. y desapareció por el 1.200 d.C. Se sospecha que efectos climáticos y pestes diezmaron la civilización.
En busca del origen
Mientras sostiene un cráneo en la mano, Castedo explica cómo fue el trabajo para reconstruir los rostros: “Se han sacado tomografías axiales para conocer los puntos antropométricos del rostro y se hicieron modelos en tres dimensiones”.
Luego, a cada cráneo se le sacaron moldes de goma, después se hicieron moldes en arcilla, se les agregó una masa muscular para entonces sacar una fisonomía final.
Ahora han elaborado tres cráneos y los especialistas tienen previsto elaborar 10 más, sobre más de tres centenas de osamentas que están en poder de distintas oficinas públicas en Bolivia y que fueron descubiertas durante décadas.
Castedo destaca que la reconstrucción “nos ayuda un poco a ver el origen del poblamiento americano que viene con la teoría de la migración desde África, a Asia y luego (por el estrecho de Bering) al continente americano.
Otras hipótesis manejan que la migración viene desde Asia por el océano Pacífico, rumbo a tierras que actualmente son de México, o desde África hacia la Patagonia argentina.
Los cabezas de cráneos alargados serán expuestas los próximos tres meses en un museo de La Paz.