Y la chapuza de mañana domingo 20 de mayo, no lo son. Mañana no habrá elecciones en mi país. Por lo que llevo dicho –que sé no es poca cosa- debo y creo merece una explicación o un intento de ella, sobre todo porque siempre he sentido la necesidad de ser coherente con mis ideas, pensamientos y actos de mi vida civil y mi comportamiento ciudadano.
El derecho objetivo es la norma y el derecho subjetivo es la facultad que se tiene para exigir el cumplimiento de la norma.
El voto es un derecho subjetivo; yo decido si voto o no. Pero lo grave aquí –y conviene señalarlo una vez más- es que el próximo domingo 20 de mayo, es decir, mañana, no habrá elecciones. ¡Devoto del voto soy, pero a esa farsa no voy!
No se puede hablar de abstención cuando de una farsa se trata; cuando con un simulacro pretenden embaucar a un país; cuando un fraude pende sobre todos los venezolanos.
Dicho sea de paso, así como condenamos actos de violencia y tratos crueles contra los presos políticos en Venezuela, en evidente violación de sus de DD.HH y desconocimiento de las garantías fundamentales, del mismo modo reprochamos, rechazamos y condenamos la farsa de este domingo, esa otra treta de la barbarie chavista para perpetuarse en el poder.
Son muchos los países que en el concierto de naciones o comunidad internacional, no reconocerán los resultados del domingo. Ni siquiera si ganara Henri Falcón. Pues ha quedado claro que el problema es el sistema; todo el entramado chavista que no ha escatimado esfuerzo alguno ni lo hará nunca, para permanecer ad eternum en el poder.
Dicho de otro modo, sin alharaca ni aspavientos, y mucho menos eufemismos: las elecciones en Venezuela son otra práctica del crimen organizado.
El país en medio de la peor crisis económica, política y social de su historia moderna, vive esa otra desgracia: la decisión de la Asamblea Nacional Constituyente (A.N.C.), de convocar intempestivamente a elecciones presidenciales para el primer cuatrimestre del año 2018.
Esa chapuza, no solo es ilegal y contraria al ordenamiento jurídico vigente, sino que impide toda posibilidad de llevar a cabo unos comicios electorales con niveles mínimos de confiabilidad. El Registro Electoral Permanente (R.E.P.) no existe, no sirve, salvo para el cha…abismo que lo manipula a su antojo, con la sumisa complicidad de las rePtoras.
Potenciales candidatos de los partidos de la oposición, son ilegalmente inhabilitados para participar; los electores son reubicados en centros electorales distintos a última hora; no hay ningún tipo de observación internacional independiente que avale los procedimientos y resultados; se exige revalidar a los partidos políticos de la oposición por razones fuera de la ley; no se publican las cifras definitivas de los resultados y de la participación porcentual de los comicios, y un rosario infinito de vicios e irregularidades que no soportarían ni el más mínimo análisis.
Y por si fuera poco, “el candidato” exchavista reconoce anticipadamente el triunfo del aposentado en Miraflores, y del mismo modo adelantado, culpa de su decretada derrota por sí mismo, a los que no acudirán al chapucero evento del domingo. Esta vaina es una manipulación despreciable, una acusación anticipada inaceptable sobre un hecho que, si este sujeto de verdad estudió derecho y se graduó, debe saber que comporta un fraude, una farsa, un simulacro: maniobras propias del ch …abismo para seguir en su afán perverso por destruir a Venezuela, o lo que queda de ella.
Ningún candidato tiene autoridad alguna para culparme de nada, menos de no asistir -como no lo haré mañana- a un acto ilegítimo, truculento, ilegal, antidemocrático e inconstitucional.
¡Exijo respeto, carajo!
Jesús Peñalver