El cuestionado proceso electoral del pasado 20 de mayo ha sido una segunda oportunidad para la oposición venezolana. Contrariando las expectativas creadas por los estudios de opinión en las semanas previas, la participación fue mucho más baja de lo previsto, marcando un récord histórico; asimismo ocurrió con los resultados oficialmente alcanzados por el exgobernador Henri Falcón, que había desafiado a la alianza opositora congregada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), de acuerdo con información de Al Navío.
Por: Pedro Benítez
Como indica Juan Carlos Zapata en KonZapata, hoy “quedan pocas dudas que el resultado electoral fue inflado”. La actitud de Falcón la noche del domingo (de quien se esperaba que con su participación diera algún viso de legitimidad a la elección), al no reconocer como válidos los resultados anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE), fue el golpe adicional que se le propinó a la estrategia de Nicolás Maduro para justificar la continuación en el poder.
Respaldada por la mayoría de los gobiernos de la comunidad democrática internacional, la determinación de los partidos de la MUD de no avalar la elección con su participación fue atendida por el grueso de la base opositora.
Esto le ha dado lo que parece ser una nueva oportunidad. No obstante, al mismo tiempo esta circunstancia ha puesto en evidencia que la dirigencia de la MUD no tiene una estrategia para capitalizar el evidentemente mayoritario repudio popular a Nicolás Maduro y su gobierno. Por lo tanto se plantea la inevitable pregunta: ¿Qué hacer?
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