La necesidad de pasar al otro lado marca la pauta. Sin importar la hora, la muchedumbre no merma. Aunque el confort no es parte del servicio y la seguridad queda “a la buena de Dios”, diariamente, cientos de venezolanos se embarcan en la aventura de viajar, desde paradas ilegales en Maracaibo y San Francisco, a Colombia. Así lo reseña panorama.com.ve
Por ANDREA SALAS
“Pa’ Maicao, ¿quién se va?, tenemos puestos”, pregonan los choferes, una y otra vez, a todo el que se asoma. Malibú, camastrones, autobuses, “chirrincheras”, cavas… toda clase de unidades atraviesa los caminos “verdes” para cumplir su cometido. Por la Sabana, las trochas, la 80, la “Cortica”…por donde sea y como sea, sobrepasan, velozmente, los linderos de la frontera, burlando o comprando cualquier tipo de control.
Cual si fuera una feria. De todo se ve en estos “terminales” binacionales instalados en vías principales y que se propagan como virus. Comida, productos de limpieza, costales de frutas, verduras, electrodomésticos, herramientas, juguetes e, incluso, sacos de cemento son expuestos, sin una pizca de recelo. Maletas gigantes permiten imaginar el mercado “universal” que se aviva en el umbral vecino. “De aquí se llevan de todo”, confesó uno de los conductores.
Unos veinte carros vacíos aguardan en la parada “matriz”; Bomba Caribe, ubicada en la avenida Goajira, de la capital zuliana. A las 11:00 am el sol no mitiga su intensidad. Montañas de billetes desfilan de mano en mano, mientras los pasajeros vigilan sus bienes.
Juan González carga con esfuerzo un televisor antiguo, de unas 30 pulgadas, que es tan pesado como su esperanza de recibir una buena paga en el municipio neogranadino. Hace un mes transportó una lavadora y alcanzó a saldar algunas deudas.
Una mochila tricolor a medio llenar cuelga del pecho de Nelia Rodríguez. Desde hace una hora espera en la estación de La Curva de Molina para tomar un carro que la llevará hasta Los Filúos. Hasta allí, paga 280 mil bolívares, después se sube en otro que puede costar entre Bs. 200 mil y 300 mil.
Los carros que van directo (Maracaibo-Maicao) tasan el pasaje en 2 millones de bolívares, en efectivo, y Bs. 6 millones por transferencia. Los buses cuestan Bs. 1 millón y las “chirrincheras” son las más económicas: Bs. 600 mil. Para todos los bolsillos hay una opción.
La rutina de Nelia es la misma todas las semanas: llega a Maicao los viernes y regresa a Maracaibo los lunes en la mañana. Cocinando en un local de comida rápida se gana 50 mil pesos en dos días. “Es muy duro el agotamiento físico que implica ir y venir todo el tiempo. A veces, me provoca tirar la toalla, pero cuando pienso en el hambre de mis dos hijos, tomo fuerzas, sé que estoy haciendo lo mejor para ellos”, cuenta.
Al terminar su jornada, retorna a su tierra con el mismo bolso, esta vez repleto de carne, pescado y chuleta congelada. “Los bachaqueros se llevan los alimentos de aquí y yo los regreso porque me sale más barato. Hasta sacos de harina y arroz me traigo en cada viaje”, agrega la mujer que posee las dos nacionalidades.
Otros hacen el recorrido que tarda alrededor de cuatro horas para adquirir medicamentos e insumos médicos que en el país escasean. “Es la segunda vez que voy a Colombia para comprar Anastrozol (quimioterapia) para mi mamá que es paciente oncológica. Es muy frustrante tener que buscar en otro lado lo que por derecho nos corresponde recibir”, manifiesta Rodrigo Pérez, habitante de La Rotaria.
El flujo de viajeros se torna cada vez más denso. El director general de Migración Colombia, Christian Krüger Sarmiento, reportó 800 mil venezolanos, entre regulares e irregulares, en su territorio. “Muchos de ellos, más de setecientos mil, han salido de nuestro país hacia otros destinos, principalmente hacia Ecuador, Perú y Chile”, dijo esta semana en un comunicado.
Desde febrero pasado, el Gobierno colombiano intensificó los controles migratorios y reforzó la seguridad en la frontera, al tiempo que reiteró su compromiso de ayudar a los venezolanos que residan en su país. El presidente Juan Manuel Santos anunció que un total de 3 mil efectivos de la Policía Nacional y las Fuerzas Militares custodian las zonas limítrofes. Este año, se activaron tres puntos migratorios más, para un total de siete.
En el terminal de Maracaibo funcionan las únicas tres líneas legales de la localidad con destino a Maicao. Desde este punto, los conductores prohíben el contrabando: “la gente solo lleva su equipaje”, apuntan. Sin embargo, de 500 unidades con las que contaban, solo se encuentran operativas 50, así lo informó el presidente de una de las rutas.
Por este motivo, las paradas “piratas” van en escalada. En la avenida Goajira hay tres. Delicias, Haticos, La Curva de Molina y el Km 4 también cuentan con estaciones improvisadas que resuelven la necesidad de movilización de marabinos y de ciudadanos de otros estados.
“Por aquí es más fácil y rápido llegar a Colombia. Como en Venezuela ya no se puede estar, me animé a mudarme un tiempo para Barranquilla. Allá me dedicaré a la costura”, expresa Clarixa Romero, desde el terminal.