El presidente de la petrolera Petrobras, Pedro Parente, le pidió hoy a los empleados de la mayor empresa de Brasil que reflexionen sobre la conveniencia de la huelga de tres días que anunciaron para esta semana y que puede agravar los efectos del paro promovido por camioneros desde hace ocho días.
“¿Cómo Petrobras y su fuerza de trabajo pueden ayudar a mejorar a Brasil en este momento? No creemos que sea con paralizaciones y con presiones para que reduzcamos nuestros precios”, según una carta enviada por Parente a los empleados de la petrolera estatal.
La petición se produce un día después de que los sindicatos de trabajadores de empresas petroleras anunciaran que entrarán en una huelga “de advertencia” de 72 horas a partir del miércoles como forma de reforzar la paralización con la que los camioneros intentan presionar la reducción del precio de los combustibles en el país.
La Federación Única de los Petroleros (FUP), que agrupa a la mayoría de los sindicatos de empleados de las petroleras, explicó en su convocatoria que la huelga tiene por objetivo presionar a la empresa para que reduzca sus precios y pedir la renuncia de Parente, a quien atribuyen la actual política de precios de la empresa que ha elevado el valor de los combustibles en Brasil.
Según Parente, la paralización de los empleados de las empresas petroleras puede provocar justamente el efecto contrario: “Sería un retroceso pues elevaría el endeudamiento (de la empresa), lo que perjudicaría a los consumidores, a la propia empresa y, en última instancia, a la sociedad brasileña”.
Según el presidente de la estatal, la adopción de precios de los combustibles por debajo de los referenciales del mercado no sólo aumentará la ya elevada deuda de la empresa sino que provocará una reducción de las inversiones destinadas a buscar nuevos yacimientos.
Por esa razón, agrega el ejecutivo, “en este momento de la vida nacional invitamos a todos a una cuidadosa reflexión y a que adopten una decisión que consideren como la mejor para el interés de la sociedad y de nuestra empresa”.
El presidente de Petrobras agregó que el elevado valor de los combustibles en Brasil no es culpa exclusiva de la empresa y señaló a la pesada carga tributaria del país como una de las causas.
“Estamos convencidos de que defender nuestra empresa implica evitar cualquier acción que le provoque pérdidas. Si Petrobras no tiene las condiciones necesarias para ser una empresa saludable financieramente, el país pagará el precio en la forma de reducción de inversiones y de impactos negativos en el empleo y en toda nuestra larga cadena productiva”, agregó.
El presidente brasileño, Michel Temer, anunció el domingo que, para atender las reivindicaciones de los camioneros en huelga, el Gobierno reducirá el precio del litro de diesel en 0,46 reales (unos 0,13 dólares) por los próximos 60 días, y que los nuevos ajustes del combustible ahora serán mensuales y no diarios.
Parte de la reducción del precio será ofrecida por Petrobras a las refinerías y la otra mitad provendrá de la eliminación de uno de los impuestos que inciden sobre los combustibles.
El ministro de Hacienda, Eduardo Guardia, garantizó que el Gobierno compensará a Petrobras por ese subsidio a los camioneros.
Pero las acciones de la petrolera en la Bolsa de Sao Paulo se desplomaron este lunes por el temor de los inversores de que la petrolera, controlada por el Estado pero que cotiza también en las bolsas de Nueva York y Madrid, termine asumiendo el costo del subsidio ante la debilidad de las cuentas públicas de Brasil.
Pese a que el Gobierno también garantizó que Petrobras podrá mantener su actual política de precios, que fija el valor de los combustibles en Brasil con base en la cotización internacional del crudo, los inversores temen que la estatal sea presionada en un año electoral a mantener inalterados los precios.
Las concesiones ofrecidas por el Gobierno no han puesto fin a la huelga de camioneros que tiene paralizado a Brasil desde hace ocho días y que provocó un grave desabastecimiento de alimentos, combustibles y hasta insumos para hospitales. EFE