Portugal decide esta semana si abre proceso para despenalizar la eutanasia

Portugal decide esta semana si abre proceso para despenalizar la eutanasia

(foto archivo)
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El Parlamento de Portugal debate y vota esta semana cuatro proyectos de ley sobre la despenalización de la eutanasia que, en caso de resultar aprobados, abrirán un proceso en la cámara para regularizar la muerte asistida en el país.

EFE





Las iniciativas llegan al hemiciclo este martes, presentadas por cuatro partidos de izquierda: el gobernante Partido Socialista (PS), el marxista Bloque de Izquierda (BE), el Partido de las Personas, los Animales y la Naturaleza (PAN) y el ecologista Los Verdes (PEV).

Todos los textos recogen, como requisitos indispensables, que el solicitante sea mayor de edad, carezca de problemas mentales que le puedan influir a la hora de tomar la decisión y padezca una enfermedad incurable.

Además, deberá confirmar varias veces su voluntad.

El debate incluye ese mismo día una votación que resultará clave porque, aunque no implique su aprobación definitiva, sí determinará si continúa o no el proceso parlamentario, que los promotores de la despenalización esperan concluir antes del receso estival.

Ante lo delicado del debate, tanto el PS como el partido líder de la oposición, el socialdemócrata PSD (centroderecha) han decidido dar libertad de voto a sus diputados, que suman 175 diputados del total de 230 que componen el hemiciclo.

Mientras, el CDS-PP, la formación más a la derecha del Parlamento, y el Partido Comunista portugués, aliado en la cámara del Gobierno, votarán en contra, una posición que no ha sorprendido al movimiento cívico “Derecho a morir con dignidad”, que llevó una petición el año pasado al hemiciclo para despenalizar la eutanasia.

“Sabemos que la votación va a ser difícil, sabemos que podemos perderla o ganarla, pero lo que estamos viendo es un momento histórico en Portugal”, aseguró hoy Efe Paulo Santos, miembro de la comisión coordinadora del movimiento.

A juicio de Santos, “hay un antes y un después de la votación, sea cual sea el resultado”, porque refleja el incremento del debate público sobre la despenalización, algo que “nunca se había debatido tanto en la sociedad portuguesa”.

La posición del movimiento, que celebra que llegue este debate “después de tantos intentos”, choca frontalmente con la de la Asociación Portuguesa de Bioética y la Asociación Portuguesa de Cuidados Paliativos, que lo ven “altamente precipitado” y “prematuro”.

“No se entiende la necesidad de esta precipitación legislativa sin un debate profundo con la sociedad portuguesa sobre este asunto”, expone a Efe el presidente de la Asociación Portuguesa de Bioética, Rui Nunes.

Nunes destaca que la eutanasia es “una práctica profundamente disruptiva con las tradiciones, cultura y valores de la sociedad” lusa e incluso con la Constitución, “donde se afirma que la vida humana es inviolable”, y cuestiona la legitimidad de los partidos para legislar en una materia no incluida en su programa electoral.

Una postura con la que coincide la Asociación Portuguesa de Cuidados Paliativos, cuyo responsable, Duarte Soares, recuerda que solo el PAN incluyó una propuesta de este tipo antes de ir a las urnas.

En un país donde, según la Comisión Nacional de Cuidados Paliativos, el 80 % de los enfermos que necesitan esta atención no la reciben, Soares considera que “lo más urgente” es mejorar este servicio, debilitado por falta de profesionales y de recursos.

“No tenemos apenas médicos reconocidos con esa competencia de cuidados paliativos. Somos 58 médicos con esa competencia en todo el país”, subraya.

Por eso, agrega, “es francamente prematuro decidir sobre opciones de fin de vida como la eutanasia, cuando no tenemos un panorama nacional que nos permita tener accesibilidad rápida y suficiente a los cuidados paliativos”.

Como respuesta, el movimiento “Morir con dignidad” sostiene que la existencia de mejores cuidados paliativos “no impedirá que en determinadas circunstancias una persona solicite poner fin a su vida”, y por tanto, no son cuestiones excluyentes. EFE