El biólogo sueco Svante Pääbo, quien demostró que los humanos modernos se cruzaron y mezclaron con los neandertales, gracias a la recuperación y secuenciación del genoma de especies desaparecidas, fue galardonado hoy con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2018. EFE
“Sus descubrimientos obligan a reescribir la historia de nuestra especie”, destaca el acta del jurado que por unanimidad decidió hoy en Oviedo conceder este galardón al pionero de la paleogenética, disciplina con la que ha demostrado que los actuales humanos tienen entre un 1 y un 4 por ciento de material genético procedente de otras especies.
De hecho, el jurado presidido por el científico Pedro Miguel Echeqnique no solo ha reconocido sus métodos precisos para estudiar el ADN antiguo, sino que también señala como especialmente relevante la “secuenciación del genoma de los neandertales y el hallazgo de que genes de estos y otros humanos extintos forman parte del acervo genético de la humanidad”.
Según el codirector del yacimiento de Atapuerca (Burgos), Juan Luis Arsuaga, Pääbo pasará a la historia de la ciencia como un científico visionario que fue capaz de hacer real lo que parecía imposible, como era recuperar el genoma de especies desaparecidas hace cientos de miles de años.
Entre sus trabajos más destacados está la secuenciación del ADN mitocondrial más antiguo logrado hasta ahora, perteneciente a un hombre primitivo, a caballo entre los simios que se extinguieron y los primeros humanos, extraído de un fémur hallado en la Sima de los Huesos de Atapuerca (Burgos, norte de España) de unos 400.000 años de antigüedad y que es el fósil humano más antiguo del que se ha podido extraer ADN hasta ahora.
Desde el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva que dirige en Leipzig (Alemania), Pääbo (Estocolmo, 1955) ha dirigido el proyecto de secuenciación completa del genoma del Homo neanderthalensis, especie extinguida hace aproximadamente 30.000 años.
Lo hizo con unos métodos que también han sido utilizados para el estudio de las poblaciones de animales desaparecidos, como los mamuts, los perezosos terrestres o los osos cavernarios.
Este mismo año, su equipo ha descifrado el genoma de cinco neandertales que vivieron entre 39.000 y 47.000 años atrás, investigación que arrojó más luz sobre la diversidad genética de esa especie de humanos antiguos durante la última etapa, en la que convivieron con los humanos modernos.
A través del estudio de unos restos procedentes de Siberia, Pääbo descubrió también un nuevo tipo de homínido desconocido hasta ese momento, al que se conoce como denisovano (por el nombre de la cueva donde se hallaron los restos), el primero extinguido y descrito exclusivamente a través de datos genéticos.
La candidatura de Pääbo fue propuesta por el rector de la Universidad de Burgos, Manuel Pérez Mateos, y se impuso por unanimidad entre las 38 propuestas de 17 nacionalidades que optaban a este galardón.
Tras su concesión, el biólogo sueco dijo que el galardón es un reconocimiento para muchos estudiantes y científicos que han contribuido a recuperar los genomas de organismos extintos.
Este ha sido el séptimo premio en fallarse en esta XXXVIII edición de los Premios Princesa de Asturias tras los concedidos a Martin Scorsese (Artes), Alma Guillermoprieto (Comunicación y Humanidades), Amref Health África (Cooperación Internacional), Reinhold Messner y Krzysztof Wielicki (Deportes), Fred Vargas (Letras) y Michael J. Sandel (Ciencias Sociales).
El pasado año fueron galardonados con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica la Colaboración Científica LIGO y tres de los físicos que la impulsaron, Rainer Weiss, Kip S. Thorne y Barry C. Barish, por sus aportaciones en la detección directa de ondas gravitacionales, en las que se basa la nueva astronomía.
Los ocho Premios Princesa de Asturias están dotados con la reproducción de una escultura diseñada por Joan Miró, 50.000 euros (58.400 dólares), un diploma y una insignia acreditativa.