William Anseume: El trabajo en quiebra o el chulear como resquicio de vida

William Anseume: El trabajo en quiebra o el chulear como resquicio de vida

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¿De qué sirve trabajar en Venezuela? Deliberadamente, el régimen acabó con el valor del trabajo. Veámoslo así, actualmente el salario mínimo mensual en nuestro país es de Bs. 1.000.000, complementado “socialmente” con una bolsita de comida cada vez más escueta y cada vez más prolongada en el tiempo de su entrega-regalo-subsidio y con un bono alimentario que es mayor al salario Bs. 1.500.000. Nadie subsiste básicamente aquí con esos ingresos directos o indirectos. Lo que no es sueldo o salario carece de sumatoria para los verdaderos alcances sociales: prestaciones, bonos como el navideño o el vacacional, protección sindical o gremial, cajas de ahorro, protección en salud. Tampoco en esto se quiere un individuo libre y productor, independiente. Así no sólo los presos están presos.

Se ha quebrantado expresamente el trabajo como fuente productiva del individuo y, por ende, de las empresas, y por ende, de la nación, pensando que con ese accionar marginador del empleo y la producción se derriba el capitalismo entero. De este modo, se supone que se sujeta al individuo al poder político dominante. Se incrementa, así, la búsqueda de la ruptura de la dependencia del trabajo para el hombre en función de la subsistencia, del consumo y uso de bienes, de servicios. Esta idea del quebrantamiento del capitalismo, que no es novedosa y se ha intentado en variadas interpretaciones de un marxismo aplicado, absolutamente inútil en sus demostraciones, es contraria a las necesidades básicas del individuo y a la convivencia social, aunque culturalmente en nuestro país tiene mucho arraigo, por aquello de la viveza criolla, dulce interpretación del far niente. La obtención de la vida fácil es la trampa política en la que cayó Venezuela, ante la oferta del “te lo doy todo, a cambio de tu conciencia”, eso como el afianzamiento hasta el colmo del papá Estado dador y sobreprotector que se vincula fuertemente con el abandono paterno que caracteriza a nuestra sociedad. Y ante ese quiebre, ¿cuál es el planteamiento solucionador propuesto? La delincuencia y su razón, sus razones.

Expropiar que es robar, como señaló en su oportunidad María Corina Machado al máximo gestor “cubano” de esta empresa política destructiva, valorar el tiempo perdido en las colas como generador de ingresos, revender al mejor postor algún útil, son elementos fácilmente agotables para el funcionamiento económico de un país improductivo. Queda después sólo el aliento del robo, de la usura, de todo aquello que esté al margen de la dignidad y del respeto del otro, por eso ha crecido en nuestra nación la industria del secuestro, del sicario activo, de la corrupción, del narcotráfico especialmente, del blanqueo de capitales, ahora disfrazado de monedas virtuales, queda el malandreo, el choreo, el (la) peculiar chulo (a), lo más bajo y despreciable del ser humano elevado a la sintonía de modos de producción de recursos no capitalistas. Se acaba así la educación como elemento fundamental para el crecimiento individual-social, se cercena la idea del ahorro, porque el dinero carece de valor a futuro, se incrementa la inflación como productora ideológica y práctica de miserables arrodillados ante el hambre generada desde el “gobierno”.

Este acabarse deliberado de la concepción del trabajo como fuente de producción de riquezas en Venezuela tiene más que ver con un inducido desarrollo de la maldad individual y colectiva, fundamentada en la viveza y el aprovechamiento del otro. Establecida, a su vez, conscientemente desde el poder, como búsqueda de la destrucción de la dignidad, de la moral, del ego, que todo trabajo y su acumulación en capital, en riqueza, produce en el individuo y en la sociedad. Destruir el trabajo, como lo ha conseguido el régimen en toda su significación, equivale a poseer plenamente desde el poder al individuo, es la forma que encontraron para doblegarnos y dominarnos, para someternos a la calamitosa maldad. Tenemos que librarnos de esto cuanto antes si queremos salvar, en principio, nuestra dignidad humana.

wanseume@usb.ve

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