La pérdida de todos no le conviene a nadie
El descenso de la producción petrolera venezolana es dramático. Andamos en 1,36 mill de bpd en mayo de 2018, según cifras OPEP. El espiral de descenso de la producción de petróleo coloca al país es una situación insostenible desde el punto de vista económico y social.
El flujo de caja neto oscila entre 400.000 bpd y 600.000 bpd, descontando el consumo interno y pagos de deuda por convenios.
Actualmente Venezuela es incapaz de cumplir con los convenios de exportación hacia China, India, Rusia, América Central y el Caribe que requerían una producción para junio de 1.495 mill de bpd.
Según informe del jefe de Commodities del Citi, Ed Morse, “Se estiman solo 28 taladros activos cuando se necesitan al menos 50 para que se eleve la producción, esta semana cerraron producción los 4 mejoradores de crudo de la faja, una producción combinada de unos 450MBD”.
Ningún otro país productor de petróleo muestra resultados similares, aparte de Iraq que perdió 856.000 bpd en medio de sus guerras internas.
Un escenario optimista de producción de petróleo que estimamos sobre la base de 1,62 mill de bpd con base al cierre de 2017 nos daba que el país recibiría por exportaciones entre 21.000 y 24.000 mill de dólares, con vencimientos de deuda por encima de 11.000 mill de dólares que no pagan, las reservas líquidas internacionales prácticamente inexistentes por debajo de 500 millones de dólares, sin financiamiento externo.
Aislamiento financiero sin solución bajo este Régimen
De nuestras cifras se desprendía que Venezuela solo recibiría entre 15.000 y 18.000 millones de dólares, pero este escenario ya es muy optimista .
Si el flujo de PDVSA es de 352mbd,estamos hablando de 7.000 MMUSD al año. Una cifra escalofriantemente incipiente frente a las necesidades del país.
Con este nivel de ingresos se acentuará la crisis humanitaria , la masiva muerte de seres humanos por infecciones bacterianas de hospitales insalubres, el contingente de vidas comiendo de la basura, el desempleo, la ausencia de servicios públicos, los salarios que no rinden ni para un pasaje. Tendremos un país sumido en la depauperación humana.
El pilar petrolero que sostiene el estamento político se resquebraja sin solución bajo este régimen, y por encima del maniqueísmo político la realidad económica y social hará un efecto dominó en la política venezolana en el corto plazo.
Esto es un escenario muy probable ya que la historia nos demuestra la trascendencia del impacto económico en la inestabilidad política, siendo Cuba una excepción de la regla.
La desinversión pública y privada de la industria no tiene marcha atrás y sus consecuencias en el declive petrolero tampoco, la caída de los ingresos mermará la renta per cápita del estamento militar y socios políticos del régimen y ello aunado a la extenuación social y la pobreza crítica que afecta la vida del venezolano común intensificará el descalabro social sin precedentes que vive nuestro país, a la postre esta coyuntura será insostenible pues Venezuela tiene importancia en la geopolítica mundial y este conflicto tiene dolientes.
Las estrategias diplomáticas y el uso de la justicia serán aliados del cambio pues a pesar de que países europeos importantes como Italia y Portugal han ignorado su participación en la diatriba de la Haya, es un deber político para la gran cantidad de inmigrantes que aún viven allá.
La razón primordial por la que avalamos en términos de política económica la inviabilidad del régimen se basa en que su continuidad apuntala pérdidas para todos incluyendo los afectos al Régimen actual, lo que conducirá a un aislamiento político del gobierno de Maduro.
La concepción del cambio político y la aplicación de un programa económico será una vía expedita para reducir la presión del éxodo constante, la pobreza crítica y la crisis humanitaria.
Este año será decisivo para la prueba definitiva del curso que tomara el país, los hechos desencadenados no tienen escalas y sus dimensiones apuntalan a un movimiento drástico de los actores del poder que se están quedando solos.