Hace unos días humilde gran hombre fue al mercado de la Vega, en la región metropolitana a desayunar. Andaba sin escoltas, sonriente, dándole la mano a todo el que lo saludaba.
Especial Chile
Fue a un puesto de empanadas y dijo: “Por favor, quiero una empanada de esas ricas de queso y un jugo de Maracuyá”. Se sonrió y corrigió: “Perdón, de parchita.”
Habló con los venezolanos que había a su alrededor y les dijo: “No pierdan la fe, pronto esa bella patria será libre”.
Había un grupo de música llanera que siempre está por allí, ganándose la vida, y él les dijo: “¿Me pueden tocar, el Alma Llanera?”.
Al escucharla al hombre se le salieron las lágrimas. Le dijeron: “Gracias, Presidente, por ser tan bueno con los venezolanos, ¡Dios lo bendiga siempre!”.
NOTA: El mercado de La Vega es el mercado de mayoristas de Santiago de Chile.